ALHAMA DE ARAGÓN:Fin de semana termal,pintxos,pintxitos y...

Para contarles a los demás las experiencias en nuestras inmersiones o en nuestras reuniones en tierra.
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Zona de inMersión
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ALHAMA DE ARAGÓN:Fin de semana termal,pintxos,pintxitos y...

#1 Mensaje por Zona de inMersión »

Empezamos la temporada,empezamos las iniciativas,las escapadas,los viajes....y como no, "Las Scubacrónicas" con las que nos deleita mi hermano Jose,el gran artífice de semejantes historietas.


FIN DE SEMANA TERMAL: PINTXOS, “PINTXITOS” Y GRIPE AVIAR


Quienes bucean con nosotros cambiarán de mar, cambiarán de cielo, pero no cambiarán de alma.
04/03/2014


Dicen que si hay algo malo en hacer sugerencias inteligentes, es que uno corre el riesgo de que se le encargue llevarlas a cabo. De manera que, cuando hace ya tres temporadas propusimos iniciar la temporada de buceo de una forma innovadora, sugerente y termal ya sabíamos que seríamos los responsables de llevar la planificación a buen puerto. No obstante, conocedor de que la felicidad está hecha de pequeñas cosas (un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna, etc.) mi alma atormentada encontraba un inusual regocijo comprobando que esta estancia de fin de semana supondría una especie de céfiro de satisfacción con componentes de cierzo a la parroquia Scubagueto deseosas de mitigar los efectos de la adicción al “ansiamasá”. Así que, como viene siendo habitual planificamos el fin de semana Termal de 2014 como inicio de temporada de buceo.

Una eclosión de “ansiamasá” cuajada sobre la base de fermentados de cebada, nos constriñó a soslayar el acervo Scubagueto imponiendo a la tradicional escapada termal, una innovadora “Ice innovation break” en la costa tropical de Calahonda. Seguramente, esa afrenta exacerbó a las omniscientes deidades del medio acuático que se confabularon para conseguir que una sucesión de frentes fríos impidiese completar la hazaña. Seguramente, fueron los mismos que no nos permitieron culminar aquel idilio con el centro inundado de la tierra. Y no sería descabellado responsabilizarlos de la indemnización que tuvimos que pagar en forma de frío y lluvia durante el fin de semana señalado para nuestra escapada.

En fin, que esperamos que el sacrificio que ofrecimos en forma de gabelas retribuidas a base de bailes a la luz de la luna al ritmo del castañeo dental, sirva para que, en los siguientes proyectos, dispongamos de la benevolencia de quienes controlan las fuerzas de la naturaleza y volvamos a ser agraciados con bondades climatológicas en las próximas expediciones, pero… no adelantemos acontecimientos.

El tiempo estaba “así, así”.

La última vez que alguien empleó este modismo ("así, así") cambiamos una aventura sugerente por un café con tortillas más allá de los límites de "Arnor" rematado por un té rojo al ladito de "Mordor" sin caer en la tentación de un delicioso bocadillo de chorizos de la "Tierra Media" a la brasa. Como “así, así” implica una posible estadística favorable, dimos luz verde al proyecto, y nos pusimos en marcha.

Con el epigastrio relajado, al filo de las 16:00, el ronroneo del motor de la Scubamovil amortigua la categórica voz “del Fortu” que ya va muy bien, borracho como una cuba. Alternando claros y nubes, nuestro proyecto landó va centrando en su retrovisor Alcalá, Guadalajara, las estribaciones Alcarreñas, unos bares de esos de luces encarnadas, alturas sembradas de historia y venerables construcciones cistercienses antes de desviarnos y aparcar junto a la recepción del Balneario.

Unos relajados trámites nos separan de nuestras habitaciones que en esta ocasión están localizadas en las alturas más altas del edificio, donde también se ofrecen servicios como los de “Vichy”, cuyas friegas hubiéramos solicitado sin dudar ni por un momento de la belleza de tan sublime meretriz, en caso de no tener apalabrada una incursión nocturna. La verdad es que la decisión de renunciar a los placeres de un buceo noctámbulo estaba tomada cuando nos explicaron que “Vichy” ni es una persona, ni tiene nada que ver con esos negocios que florecen en los márgenes de las carreteras y en los que, ni hemos estado nunca, ni volveremos a estar. “Vichy”, es uno de los tratamientos que nos ofrece el Balneario y a los que, H7 (con su cultura saunística en plena efervescencia) y N3 se apuntaban con frenesí cuando las encontramos en la sala del mostrador.

Ahora sí, un pequeño porteo, un guiño al resfriado mientras nos colocamos unos equipos montados en tiempo record sin “Luisadas” ni “Miguelanadas” y a saltar a un agua transparente, cálida, que sugiere un mejor cobijo que el relente que se notaba en superficie. Tras un ajuste de lastres de última hora, y despedir a Paloma y Claudia que se acercaron para servir de “apoyadura”, comienza el primer descenso de la temporada. Un descenso que termina en un fondo fangoso a casi un metro y medio de profundidad y que a la maravilla que llevo en la muñeca izquierda le cuesta trabajo reconocer como inmersión.

Los DOS focos que jalonan la Xacti, una vez orientados para que las partículas en suspensión no supongan un inconveniente, iluminan un espacio que, no por ser conocido, deja de ser sorprendente. Quizás sea por las propiedades tan beneficiosas del agua del lago, por el ambiente de salud que se respira en estas instalaciones, o porque, lejos de sufrir por ella, empiezo a disfrutar de mi locura a cada minuto pero cada vez me siento más a gusto y alucino con los pequeños detalles en forma de semilla de árbol entre dos aguas, diminutos caracoles escalando restos de obra, trozos de madera pertenecientes seguramente a pasarelas de otras épocas, peces sorprendidos por un exceso de luz en horario nocturno y cangrejos enterrándose en la arena del fondo o debajo de las piedras. De vez en cuando tras doblar una esquina las luces de mis compañeros brillan como luceros en la lejanía justo encima de las fuentes que alimentan esta alberca, que brotan a una temperatura de 32º y que son fácilmente detectables tanto por ser el punto donde se aglutinan las plantas verdes como por la termoclina que forman al mezclarse con el agua del lago que incluso en esta época no suele descender por debajo de los 25º.

Entre detalles, llevamos al ordenador (que sigue encabezonado en que no hubo inmersión), a un intervalo en superficie de más de 57 minutos. Cuando saco la cabeza del agua, escucho a Willson Marlon comentar con Rubén lo fácil que es desorientarse de noche mientras nadan bordeando la isla para encontrarse con Antonio (que como hizo el curso de orientación con Zona de Inmersión no se ha perdido) y con un servidor. Un rápido intercambio de opiniones y experiencias con los forofos del “ansiamasá” antes de abandonar la fruición de las aguas termales y sucumbir a la molicie del ocio y a los deleites de una buena cena. Un tren de mercancías más largo que la infancia de Heidi y los balidos de un rebaño de merinas trashumantes junto a los muros suponen el inicio de una banda sonora que, podría ser un montaje pero que no deja de ser inquietante. Si hubiera algún testigo de la hazaña nocturna, declararía haber visto fantasmagóricas luces, neblinas inexplicables y un mefistofélico castañetear de molares y premolares acompasado por una tiritera (la tiritona será el 14M) que conseguía un involuntario chapoteo de escarpines.

Finalmente, tocados por albornoces y toallas en fase de congelación, acertamos a vestirnos, cargar la Scubamovil y desviar los nobles objetivos subacuáticos por el terrenal deseo de darle fuelle al estómago. Diez minutos de rigor antes de recoger a Susana y recibir la noticia de la incomparecencia de H7 (Paloma) por cansancio estructural y de N3 (Claudia) por solidaridad familiar. Imagino que, el señor Pérez, gato blanco en mano, exhortaría a su lozana prosélita acerca de los usos y costumbres de la doctrina Scubagueto y su perjudicial influencia en almas jóvenes e indefensas. También conocimos la desafortunada noticia de la lesión del vástago de Nieves y de José (al que deseamos una pronta y completa recuperación), y por supuesto, la ausencia de dos buenos amigos. Si a esta baja unimos la de Eva, que no ha empezado el año con muy buena mano, empiezo a pensar que las brujas no son muy propicias en este inicio de temporada para los intereses de esta, nuestra comunidad.

Dado que, como todos sabéis, yo nací a una edad muy temprana y que durante estos largos años de formación en colchón me he preparado para afrontar profundas cavilaciones, pongo al mal tiempo la cara que tengo (fea, muy fea) y en un alarde de estudio retrospectivo viajo al interior de mi ser conmigo mismo para escuchar la voz de mis andorgas que reclaman ya, su refacción nocherniega. Paseamos entre el rio y bajo la torre que vigila desde los tiempos de los Trastámara antes de llegar al “Karlos”, el tabuco que nos acogerá y donde daremos cuenta de una sucesión de “pintxos” solicitados por Susana sin que se produjera réplica o alegato en contra. Así de indómita tendría que ser nuestra necesidad de hacer acopio calórico.

Regamos la francachela, como no podría ser de otra manera, con refrescos de excelente cosecha y bebidas que ayudan a congraciar el espíritu con el cosmos. Tras abonar el condumio, regresamos al Balneario, con la propuesta de terminar la noche ante un elixir que termine por entregarnos en los brazos de Morfeo. Claro que, dado que el akelarre tendría que tener lugar en los dominios de “Lurch”, es necesario renunciar a otro “pintxito”. Evidentemente, nuestro primer brindis se centrará en pedir a la diosa fortuna que la elección de Rubén no suponga menoscabo de futuras actividades erótico festivas.

El despertador suena puntualmente a las 9:00. Y a las 9:30 los integrantes de esta expedición se hayan ante un espléndido desayuno buffet incluido en el precio y custodiado por las facciones más duras del IMSERSO. Pese a todo, el entrenamiento de estos años en guerra de guerrillas nos permite realizar acciones evasivas cuyo premio es disfrutar de las exquisiteces que nos propone el mielgo de Richard Burton (Paloma dixit). Pero para exquisitez lingüística, la de escuchar a Nº7 sus disertaciones sobre los güomanaisers varios, experiencias oleosas en ausencia de ropajes en la India y las formas alemanas de gozarse un carnaval. Finalmente, dejamos a Claudia entregada al culto al cuerpo, a Susana en plan relax y nos dirigimos de nuevo al Lago.

Otra vez estamos con premura y precisión en el agua, esquivando las artes de Njöror (Uno de los satrapillas que controlan el viento según la mitología nórdica) y más a gustito que Ortega Cano en una cata de vinos. Nuevamente nos sumergimos, aunque mi Oceanic OCi diga que “para nada” y evolucionamos bajo una ligera llovizna que dibuja figuran geométricas sobre nuestras cabezas en un agua cristalina, buscando tesoros entre piedras y fango. Hay tiempo para ver de nuevo a los cangrejos, sorprendernos con las trayectorias de los caracoles que dibujan senderos en los arenales, buscar de vez en cuando el calor de los manantiales, encontrar los vestigios de antiguas construcciones y de sistemas para domar las aguas. Antes de salir a exponernos al viento, dejamos que Claudia pruebe la manzana prohibida de manera que, enganchándose al regulador, quedará enganchada al buceo, y es que, el ansiamasá se transmite así.

Las danzas en honor a Uller (Dios del invierno según la mitología nórdica) consisten en un temblor descoordinado entre lo que viene a ser la taba del pecho y la canilla baja. Tras un baño sin equipo incluyendo unos minutos de natación, recogemos bultos, completamos el “Cubiqueitor” y tras una ducha reparadora nos encaminamos al salón, donde tenemos ya una mesa, eso sí, algo separada del resto de personas normales. Durante este gaudeamus, entre conversación y conversación, nos vemos obligados a emplear la tecnología punta (consultas en google) para averiguar lo que nos van a dar de comer. Y es que, si el ambiente relajado y las magníficas instalaciones de las termas no fueran suficientes, el trabajo de las cocinas en Pallarés es algo digno de ser mencionado. La relación entre calidad y cantidad es difícilmente superable, la atención del personal del comedor es exquisita, cordial y profesional, y, los menús elegidos (una vez averiguas lo que son) tienen un sabor exquisito. Muy complicado evitar caer en la tentación e imposible la sustitución por el té rojo.

Unos masajes más tarde para algunas, o, una agradable siesta para otros, nos preparamos para la penúltima actividad programada. A la hora señalada (señalada mediante unos golpes en la puerta) nos encontramos en el pasillo, albornoz en ristre y mirando con mirada fatua un gorro de baño que cubrirá nuestras cabezas proporcionándonos un aspecto “Balnearium style” de flipar. Uniformados, recorremos en pasillo, la pasarela, el enorme salón donde varios niños se aíslan enfrascados en el manejo de sus dispositivos móviles para llegar ante las puertas de la Aquatherma.

Si al principio perdimos la batalla por el control de las camas calientes y de las camas de burbujas (el IMSERSO es inapelable), vencimos con claridad (pese a nuestra incultura) en la sauna, donde los chascarrillos Scubagueto aún han de estar resonando entre la neblina caliente de la estancia. Tras ocupar los chorracos a presión, hubo tiempo para el engaño de la piscina fría y de la otra piscina más fría que hace que la primera parezca caliente. Una hora que culminó con la grata experiencia del llamado “alborpapado”, un tratamiento milenario cuyo origen está en la conjunción de las expresiones “albor” (del Finlandés, quiere decir este albornoz) y “papadus” (del Sueco, que significa está completamente empapado) y consistente en recoger la chilaba del suelo lleno de agua, comprobando que su peso ha aumentado en (aprox.) un 80% y que ese aumento es debido al líquido que ha chupado del suelo, donde cayó al fallar el sutil equilibrio entre un tabique de escayola, dos tornillos, dos tacos, un par de perchas y no menos de quince prendas.

Tras la sesión, despedimos a Paloma y a Claudia y nos concentramos, de nuevo, en descifrar el menú que tenemos para la cena. Antes hemos pasado por el “Karlos” para hacer tiempo y más tarde acabaremos en la barra de “Lurch” tomando una última copa. Los elegantes pasillos del Balneario que evocan memorables escenas de la película “El resplandor” nos conducen a nuestra última noche de estancia. Cuando volvamos a levantar las persianas, encontraremos un día soleado que invita a recorrer el bucólico paseo alrededor del lago del que nos llevaremos un recuerdo “embarrable”. Un desayuno buffet sin caer en la tentación del uso fraudulento de la fiambrera, entrega de llaves y casi dos horas de regreso a Madrid dilucidando si es mejor una sesión de piscina o un encabronamiento temprano por culpa del Cristiano (Ronaldo).

Por fin, aparcamos la Scubamovil, descargamos botellas (para cargarlas un poco más tarde) y comprobamos una vez más que, cuando abrimos el portón para sacar maletas en lugar de cargar equipos significa que la escapada ha terminado. Atrás queda un lujo no excesivamente caro, un modo de vida (para vivir así, mejor no morirse nunca), y unas experiencias sensacionales. Por delante, toda una temporada de buceo y las aguas de Calahonda, pero eso, será otra historia.


Un saludo
Raúl :D

Y como una imagen vale más que mil palabras aquí os dejo un video-recuerdo de esta escapada tan,tan,...original...

https://www.youtube.com/watch?v=B07N26r ... 64fSbDNtwQ[/video]

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