En esta ocasión, tres objetivos en nuestra mira, bucear en el emblemático pecio S.S. Umbría entre sus 5 toneladas de bombas, visitar los restos del ambicioso Proyecto de Cousteau, Precontinent II y el más incierto de encontrar los deseados bancos de tiburones martillos pero con grandes probabilidades dado que febrero y marzo eran las mejores fechas.
Optamos por volar vía Dubai en lugar de El Cairo que ya conocíamos de anteriores visitas, teníamos nuestras dudas pero resultó un gran acierto, allí pudimos admirar la Palma Jumeirah, su Marina, los descomunales centros comerciales donde el lujo y las dimensiones alcanzan el grado de la desmesura, la multitud de enormes y ultramodernos rascacielos brotando como hongos puntiagudos por todas partes sobre lo que hace apenas medio siglo era un árido desierto y, sobre todo, ascender a la velocidad del rayo a la cima del interminable Burj Khalifa que con sus 828 metros de altura, hasta la fecha, deja "gnomizados" al resto de los gigantes de la arquitectura mundial y por la noches el impresionante espectáculo de luces y sonido de las mayores fuentes del planeta, fueron dos intensos días de trasiego y metro incesante, excelente por cierto, y quizás nos faltaron un par de ellos más para poder sacar el jugo que esta capital merece … como curiosidad, entre otras muchas, destacar las paradas de autobús climatizadas …
Del lujo y esplendor de los Emiratos Arabes volamos hacía el espartano, desértico y estancado Sudán, tras una o, incluso, dos eternidades esperando las maletas nos subieron a un autobús arabescamente decorado con unas preciosísimas cortinas y borlones, que nos dejaron literalmente anonadados ...
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, y poco tiempo después ya estábamos sobre la borda de nuestro barco, el M/Y Cassiopeia, donde pasaríamos una fantástica semana de navegación escoltados en ocasiones por los delfines que como de costumbre, y entre grandes saltos, jugaban a las carreras con nosotros, ganando siempre ellos claro … 
Pronto comenzamos a bucear junto a morenas, labios dulces, payasos, estandartes, peces león, ángel, loros, gambas y cigalitas, ballestas titán, trompetas, meros, bancos de barracudas, estrellas de mar, medusas, cangrejos, tortugas, nudibranquios, cofres, globos y miles de pececitos salpicando de color el arrecife, y junto a fascinantes corales y gorgonias, quizás no tan abundantes como más al norte del Rojo y con una visibilidad algo más escasa pero en cualquier caso espléndidos
Bueno … era hora de ir al museo bajo el mar y visitamos los restos del proyecto Precontinent II, en Shaab Rumi, que Jacques-Yves Cousteau emprendió en 1.963 creando su mini ciudad submarina donde 8 personas vivirían ininterrumpidamente durante un mes a una profundidad de unos 10 metros intentando comprobar la viabilidad de la vida humana en tan atípicas condiciones … de las instalaciones poco más queda que la “cebolla” en cuyo interior sentimos la emoción de compartir el espacio donde aquellos insaciables aventureros vivieron como Arenita, la ardilla texana amiga de Bob Esponja … si … ese que vive en un piña debajo del mar en Fondo de Bikini …
No tardamos en amarrar en Angarosh “la madre de los tiburones”, allí nos esperaban los ansiados martillos en un grupo que me pareció superior a la docena (no tuve tiempo de contarlos uno a uno por que estaba "afotando" y tirando vídeo como un loco
) ... en medio del azul admiramos la imponente belleza de estos singulares especímenes, aunque para ello tuviéramos que descender a la escasa luz de los 50 metros de profundidad, y disfrutamos de su característico y elegante movimiento sinuoso hipnotizados por la mirada de sus extraños ojos alienígenas inconcebiblemente pegados a los extremos de su extraordinaria cabeza … serían varias inmersiones en las que los encontraríamos y todas ellas fueron una auténtica gozada, desde luego los grupos no alcanzan ni de lejos el número de los de Galápagos en Darwin o Wolf, pero a favor la visibilidad es mucho mejor en aguas sudanesas …
También cumplimos con la obligada visita al Faro en el parque nacional de Sanganeb y sufrimos con el interminable ascenso de su estrecha y mareante escalera de caracol para obtener el codiciado premio de unas vistas tremendas sobre el gran arrecife ... desde lo más alto disfrutamos en silencio del inmenso panorama y de los múltiples colores de un mar sereno ...
Y llegó el día del postre que llevaba más de setenta años acostado a escasa distancia de Port Sudán, el gran buque S.S. Umbría, antes Bahía Blanca, hundido valerosamente por su capitán (Lorenzo Muiesan que se llamaba el hombre), quien al enterarse de la inminencia de la entrada de Italia en la segunda guerra mundial y el riesgo inasumible de que los británicos se apoderasen de su formidable y letal carga de explosivos, 360.000 bombas, y resto de material militar, 8.600 toneladas en total, abrió todas las válvulas y lo mando derechito al fondo para alegría de los buzos del futuro que ahora podemos visitarlo, aunque al pobre le costara la jugada 4 años de talego en la India ...
, con detenimiento visitamos este gran pecio de día y de noche, nos adentramos por sus estrechos pasillos y volamos entre los haces de luz que se colaban por los ojos de buey en sus enormes estancias, entramos en el garaje de los Fiat Lunga y en los compartimentos llenos de botellas de vino desparramadas en desorden sobre el suelo (que no llegamos a degustar por falta de tiempo entre otras circunstancias adversas … ) y en las bodegas atestadas de las bombas apiladas en hileras tan interminables como escalofriantes … 
Tras las inmersiones en el S.S. Umbría se acabaron las burbujas, comenzamos a despedirnos del nitrógeno acumulado, colgamos nuestros trajes de hombres/mujeres rana a secar en cubierta y salimos a pasear en un pintoresco microbús por los alrededores de Port Sudán (este no tenía los estilosos cortinajes del autobús de la bienvenida pero si exhibía una completísima colección de peluches pegados con su respectiva ventosa a la luneta delantera, formando una maravillosa y ordenada composición que dejaba escasos resquicios al conductor para ver por donde iba o lo que venía ... pero por algún extraño superpoder de ultravisión sus privilegiados ojos consiguieron atravesar la densa cortina de muñequitos y milagrosamente no tuvimos percance alguno ...
). En tan pintoresco vehículo iniciamos un corta pero especial visita durante la que sentimos como retrocedíamos 3.000 años en el pasado en una tierra donde sus gentes tras abandonar tiempos peores se esforzaban por subsistir con lo preciso y en la que se vislumbraban incipientes augurios de esperanza ...
Un viaje lleno de contrastes radicales y de un buceo tan intenso y variado como habíamos esperado ... otra pieza más del puzle colocada y con la vista ya puesta en las siguientes por encajar ...
P.D.- Como de costumbre agradecer a los sufridos lectores y ojeadores de fotos su precioso tiempo y tan sólo esperar que para alguien sea de alguna ayuda esta crónica, un abrazo para todos ...
