BENIDORM: Expedición "Vaselina".

Para contarles a los demás las experiencias en nuestras inmersiones o en nuestras reuniones en tierra.
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Zona de inMersión
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BENIDORM: Expedición "Vaselina".

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BENIDORM DEL 23 AL 25 DE MAYO: EXPEDICIÓN VASELINA

Una de sospechosos habituales, tormentas de arena, aletas en caida libre y un ordenador de buceo muy delicadito.

28/05/2014

Aún no se han apagado las favilas de las hogueras de pasiones de Benidorm cuando ya están sonando los tambores de guerra en carboneras, pero, no adelantemos acontecimientos. De momento, hay que comentar que hemos dado por concluida la escapada a Benidorm, que pasará a los anales de la historia Scubagueto como “Expedición Vaselina” por los motivos que narraremos a continuación.


Se nota que las temperaturas primaverales empiezan a poner en efervescencia el “ansiamasá”, que despierta los más bajos instintos, obligando a quienes tienen el virus inoculado a darle fuelle para evitar las úlceras. No se entendería otra explicación para la avalancha de peticiones de reserva que recibimos las semanas anteriores a la fecha de salida que desbordaron las previsiones más optimistas. Cuando cerramos las 20 plazas disponibles en el centro, nos dolía la taba del pecho y todos los taquines del alma por no haber conseguido sitio para Guillermo o José Manuel, entre otros. Comenzaba, pues, un ejercicio de malabarismos en cuerda floja y sin red para coordinar barcos e inmersiones tratando de garantizar el número de inmersiones y que todas se hicieran cumpliendo nuestros criterios de seguridad y de diversión. La pizarra de nuestro aula, dejó de evidenciar las últimas explicaciones de los cursos impartidos y sirvió para orquestar una especie de híbrido entre Tetris y Cubo Rubick pasando gente de barco en barco y de hora en hora hasta dejar un cuadro perfecto, como no podía ser de otra manera. Ahora sólo faltaban pequeños detalles como el reparto de habitaciones, y el ajuste de coches en función de la hora y el lugar de partida de cada uno de los Scubaguetos participantes. El jueves, más o menos, quedaba todo listo. La expedición, aún sin nombrar, estaba en marcha.


Viernes.
Amanece un día un poco tristón en Madrid, casi frío. El primero en aparecer es Jorge, que será mi compañero de habitación, tras él, Antonio que viene con Ana Rosa y un poco más tarde José Luís, mi tocayo. Normalmente, cuando hay coincidencia en los nombres, hay que buscar un cariñoso apelativo que sirva de diferencia. Esa es una labor que suele facilitarse mucho, sirva como ejemplo los Sorbete, Ex-sorbete, Emetes, Duncandú, Juanjo(lis), Guanlain, Croqueto, Tocayo, yampinais, la chica más húmeda de Zona, aboyaos varios, Simba, Patito…

Nada más entrar por la puerta, tras los saludos educados de rigor, a nuestro buen doctor, le informamos que su compañero de habitación sería Héctor, a lo que respondió con un expresivo “he traído vaselina”…

¡¡¡ Sí señor !!!, así se empieza una andadura como Scubagueto.

Dejándolo en todo lo alto y poniendo nombre a una expedición. Andábamos repartiendo los golletazos de rigor cuando apareció el coche sin motor de Gloria, saliente de cena, que completaría el cubiqueitor de garaje. Ahora viene la complicación del otro cubiqueitor, el de bultos,que pone el coche de Raúl al borde del colapso. Tras cerrar el portón trasero y comprobar que no existe riesgo de explosión, encendemos motores y callejeamos por un Carabanchel libre e independiente con exigencias de puerto de mar. Tras desviarnos por la M cuarenta y tantos, llegamos a la A3 y continuamos hasta la Jineta (los unos) o hasta valencia si el que controla el navegador está dormido, los otros. Un Chusmarro a la brasa y casi dos horas nos separan aún de nuestro destino.

Es grato volver a Finestrat y encontrarse con nuestros amigos del Tropic, Ximo, Mónica y Beatriz, empeñados en hacernos sentir como en casa. Alojados y tras solucionar el problema de un ascensor con una velocidad de ascenso elevada y sin parada de seguridad, vamos recibiendo al resto del cuerpo expedicionario a la vez que empezamos a saborear la inmersión del viernes por la noche, que, si no se hace de noche, no se puede llamar nocturna. Desgraciadamente, el Peugeot de Patricia no fue capaz de superar los acordes de “La Sirenita” y desembragó (el Peugeot, no Patricia) con una calorina y un olor que hasta las mofetas del Terra Natura se abanicaron cuando pasamos por delante. La posterior negociación con la aseguradora impidió que hiciéramos la nocturna pero permitió una cena tranquila y una velada amenizada por temas musicales interpretados por artistas muertos o de los que hay que buscar en el google. En excelente compañía, con la creciente preocupación por la influencia de mi ordenador OCi blanco en mi forma de ver el abanico de tonalidades, saboreamos unas cervezas tratando de adivinar si el perro de Dolph Lundgren es de peluche o de sí hay algún guiño para nosotros debajo de las lunas tintadas de las gafas de la jovencita que se sienta enfrente. Con la espada de Village People sobre nuestras cabezas, apuramos los últimos Panchitos que encontramos dónde aún no ha llegado la voracidad de Eduardo justo cuando un drogainómano de porros, que quería pillar nosequé y no sabía dónde, se fijó en Antonio DC y su aspecto de sospechoso habitual y comenzó una conversación a la que Villa, lento de reflejos (al parecer, según me han contado una tendencia preocupante del fin de semana), no puso objeción alguna. Decidimos regresar tempranito al hotel, ya que, hay que madrugar.

Sábado:
A las 7:44 de la madrugada nos abren el restaurante y procedemos a desayunar todo aquello que seamos capaces de vomitar más tarde. Confirmamos la baja de Borja, por esguince de trabajo y dislocación de horario y nos repartimos en los vehículos automóviles que nos llevarán al Centro de buceo. En Alisub, nos reciben Alejandro, Álvaro y Penélope, mientras Terencio, tipo puntual dónde los haya nos mete un poco de prisa. Una vez, creo, estuvo a punto de llegar tarde a un sitio, y 27 países decidieron cambiar la zona horaria para conseguir que llegara a tiempo y así evitar represalias. En fin, que con un ojo en el chasquido del látigo y otro en el mar, repartimos botellas a cascoporro, rellenamos la hoja del “naitrox” y nos asignamos entre los barcos buscando el sitio adecuado para empezar a bucear. Nosotros, elegiremos el embarcadero, por aquello de proporcionar a los que quieren empezar un lugar tranquilito y de buen rollito de inicio.


Descendemos poco a poco, metro a metro, palmo a palmo (como manda el “Cholo”) y llegamos al final del fondeo. La temperatura del agua, según mi OCi, es de unos primaverales 18º, ideales para llevar un semidry muy cool, ceñido, permitiendo combinaciones de “clutch” y tendencias “preppy” tal y como auguran los “trendstter” más “fashion” que… ¡¡¡ Maldición dichosa influencia del ordenador !!!


En fin, continuamos…


La visibilidad es regularcilla tirando a buena y, el fondo arenoso de esta parte de la isla, hace que levantemos verdaderas tormentas de arena. Hay que agilizar y buscar la roca, donde, con suerte, la disminución de la profundidad y el sol, permitan una mejora de las condiciones. En el camino, un par de peces rata no consiguen escapar de nuestras miradas. Antes de llegar a la pared, encontramos una pequeña tembladera y en el azul, un par de espet…inos hostigan a un enorme cardumen de castañuelas. Esto funciona. Hago un B.E.A1 de comprobación y continúo buscando los muchos nudibránquios que se columpian afianzados a las algas que sobresalen de unos salientes pétreos de formas evocadoramente… fálicas.

1 B.E.A. Bloqueo Espontáneo del Aleteo.

Maniobra consistente en detener la marcha sin previo aviso, de manera que, el compañero que sigue tus pasos, no tenga tiempo suficiente para frenar y se pegue de morros contra tus aletas. De esa manera tan simple como eficaz, compruebas que no se ha perdido sin tener que girarte.

Las siglas “B.E.A.” “casualmente” y de pura “chiripa” coinciden con el diminutivo del nombre de la primera mujer Scubagueto que puso en práctica esta técnica.


Menos mal que un enorme pulpo distrae nuestra atención. El amasijo de burbujas y buceadores permanece compacto, lo que me hace plantearme la prohibición de mordiscos patadas y codazos en la búsqueda de la posición en las sucesivas, que esto, más que un grupo de buceo, empieza a parecerse a un grupo de punkis bailando ská.

Poco a poco, a medida que se gana confianza, los miembros del grupo se estiran (ahora que lo pienso, quizás alguien pueda encontrar un doble sentido a esta frase…) y la situación vuelve a DEFCON 5 con su consiguiente rima. Un pequeño congrio que reina en una cueva junto a su séquito de salmonetes reales y una dorada que sí sabe dónde hay para pillar es lo último que veremos hasta que la dictadura del manómetro nos sugiere que hay que dar la vuelta. Dejamos a los aspirantes al “Sorbete” de oro 2014 en su ascenso y los más ahorradores continuamos buscando las esquivas águilas de mar a la vez que esperamos la visita inesperada de algún pez luna. Aprovechamos el ascenso para perpetrar una intentona de lanzamiento de boya deco que por momentos se parece mucho a una pelea de monos “enfadaos”. Prefiero no mirar y llevar a los menos frioleros a los sesenta minutos de inmersión, incluyendo parada de seguridad.
Un rápido viaje nos lleva al puerto, con una extraña sensación, ya que, no tendremos sucesiva por la mañana.

Nos juntamos con el otro grupo en el centro, y lo primero que me confirman es que han visto a una “Luna”… presentar su candidatura al sorbete de oro 2014 al parar el manómetro en 10 bares y el crono en 15 minutos. Vamos, que, en términos Scubagueto, la buena Doctora se nos hizo un B.E.A.S2 de manual. Durante la comida hora de manducar, avanzamos los horarios vespertinos y afinamos los grupos. Los que doblaremos, fijamos la hora de la salida partida a las quince y pico, casi con una hora de siesta previa. Llegamos al centro y sufrimos la una pequeña broma por parte de Terencio. La última vez que gastó una, se extinguieron los Tigres de Tasmania, de manera que agradecemos que no se haya declarado una zona catastrófica y empezamos a equiparnos.

2 B.E.A.S. Buceo Evaporando Aire Subitamente.

Acción de dar finiquito a la reserva aérea de la bombona en el menor período de tiempo posible con la intención pancista de llevarse el preciado Sorbete de oro del año en curso.

Las siglas “B.E.A.S.” “casualmente” y de pura “chiripa” coinciden con el apellido del primer hombre Scubagueto que puso en práctica esta técnica


Sí, lo sé, pudo haber sido un error, pero, creerme, lo necesitaba. Era necesario. De manera que, dejé el seco aparcado y me calcé mí húmedo con mi Sharkskin. Tenía que comprobar sensaciones y la primera que me vino a la cabeza fue la de “me sobra neopreno” seguida por la de “me entra un huevo de agua” apuntalada por aquella de “joder que frío”. La primera vez con Gloria será rapidita, lo que viene a ser un bajarnos a lo negro para terminar subiendo hasta que consigas ver la luz… y estamos hablando de buceo. Toca entonces, ver si Patricia nos hará un Vettel o se comportará formalita y eso. Como va ser “y eso”, nos podemos entretener con los enormes rascacios de este punto de buceo conocido como “Los Arcos” aunque algún consumo disparado nos impida alcanzar el objetivo. Pese a todo, la efervescencia del ansiamasá en el grupo, me obliga a permanecer más de cuarenta y cinco minutos tiritando echando de menos las consecuencias de la ausencia de bocadillos de panceta a la brasa con queso Manchego de la Mancha en mi cintura.

El intervalo en superficie es muy agradable, en compañía de Santi, uno de mis barqueros favoritos. Esta vez prefiero nadar hasta la isla y comenzar la inmersión desde el embarcadero, descendiendo poco a poco evitando posibles agobios. La cosa parece que funciona, y pese a que el cielo encapotado desluce el paisaje, Gloria puede empezar a disfrutar de la inmersión, aunque le quede un pequeño trecho que recorrer antes de conocer la verdad universal del buceo. Tenemos la suerte de ver un par de Chicharras que parecen no estar muy molestas con nuestra presencia, y, sin moverse de su sitio nos muestran sus “alas” de color neón. Tras prolongar la inmersión hasta los cincuenta y tres minutos, desaparcamos el barco y ponemos rumbo al puerto. Alejandro piensa que somos talismanes. En el descenso de Gloria, vimos un pez luna, Nacho y Villa ya tenían fotos rodeados de águilas de mar y ahora, un grupo de delfines se interpone en nuestro rumbo y navegan en formación a nuestro costado. La tarde, hasta aquí, perfecta. Cenamos casi solos ya que la final de la Champions ha empezado. Los guasap que nos envía nacho con las caras de angustia de Antonio y de Rubén amenizan una velada con una compañía inmejorable entre mojitos y cafeses de Irlanda. Poco a poco, se nos va uniendo élite Scubagueto con marcado carácter de cierra bares que son capaces de hablar de temas importantes, de esos que no se pueden dejar para luego sin mirar fijamente a la pantalla de un teléfono, algo que da mucho sentido a estas escapadas.


Domingo
De nuevo estamos a las 7:44 desayunando todos menos Nacho, el hombre imperturbable, que hace unos años, cuando estaba en la playa tomando un Daiquiri le advirtieron de la inminente llegada de un Tsunami y el respondió: Tranquilos, me tomo esto y ya si eso subo. A las tantas de la madrugada llegamos al centro de buceo, todos menos Nacho, el hombre imperturbable, que ya si eso luego viene. Repartimos equipos y navegamos por un mar en calma buscando el lugar óptimo para fondear y comenzar nuestra actividad. Volvemos a Los Arcos, por aquello de tener un sitio tranquilo. Hoy, con sol, esto es otra cosa. Vemos corvinas, un pequeño mero, brótolas, castañuelas, cardúmenes de salpas y paredes cubiertas de nudibránquios. Al regresar a superficie, Terencio nos apremia porque, al parecer, en el otro barco tenemos gente muy mareada. De forma ordenada, veloz y derrochando compañerismo elaboramos una “porra” con los nombres de los afectados. El panorama que vemos desde nuestro barco es desolador. Antonio DC tiene la cara que parece una esponja para los callos mientras que Bea está pasando con celeridad del blanco mortecino sanote al amarillo verdoso ascopena. Acogemos con todo el cariño posible a los mareados, mientras comprobamos como bajo el globo de señalización que ha surgido por la amura de estribor aparecen Villa y Nacho, que con todo la tranquilidad del mundo, nos dice que pese a tener una fuerte corriente que les impide llegar al barco, que no pasa nada, que luego ya si eso…


Para los amantes de las estadísticas, nos reafirmamos en las encuestas que dicen que buceando con Villa tienes un 70% de probabilidades de perderte y un 30% de extraviarte, en el mejor de los casos. Sinceramente, por esta vez, sin que sirva de precedente, tendremos que disculparle, ya que, sin duda, esa preciosidad cordobesa de gesto pícaro que casi abarrota la memoria de su móvil le tiene tan distraído que no fue capaz de reaccionar ni siquiera cuando cuando una aleta desprendida descendió barbeando junto a la roca.


La segunda inmersión de la mañana nos llevará a la punta de Garbí, que se ha convertido en un hervidero de vida donde los dent..inos campan por sus despechos entre cardúmenes de bogas y castañuelas. Con casi todos los objetivos cumplidos, regresamos a puerto. Lo que nos queda por delante es de sobra conocido: Cubiqueitor, algo a la brasa en “el Mítico” y paseo hasta Carabanchel, donde, ya llegamos con luz natural.


Atrás quedan caras de boñigas con lazo tras la final, los bailes del INSERSO, una tarde más fea que un cañonazo de estiércol y un espíritu que todos quieren imitar, pero sólo nuestros clientes pueden conocer. Una experiencia recomendable sobre todo para quienes no pueden vivir sin vaselina o son tan tranquilos que ya si eso van.


En el horizonte Calahonda con su higuera tropical, el lince y los peces luna de madera, pero eso, será otra historia.


Zona de inmersión
¡Qué fácil es bucear!
Dichoso aquel que estuvo incómodo entre el oleaje del mar y logró llegar al fondo.

Otra Scubacrónica de José Luís González...

Un saludo
Raúl :D

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