Bueno … para bien o para mal la decisión ya estaba tomada y salimos para allá vía Johannesburgo (Sudáfrica) para, desde allí, intentar otros dos objetivos adicionales con los que completar las vacaciones: Ver al Gran Blanco en jaula en Gansbaai y a los Cinco Grandes en el Parque Nacional Kruger …
Para intentar el primero nos fuimos directamente a Ciudad del Cabo donde reservamos tres noches de hotel a sabiendas que esta actividad es muy aleatoria en función del estado del mar, que por esos lares no suele ser bueno y menos en invierno … ya en Barajas recibimos el mensaje de cancelación de nuestra primera salida para el Gran Blanco, palo gordo ...
... aunque ya nos lo veíamos venir con el seguimiento que estábamos haciendo del tiempo con windgurú los días anteriores. Una vez acomodados en Ciudad del Cabo volvimos a recibir otro mensaje de cancelación del segundo y último día, la fuerza del viento hacía impracticable el visitar a este espectacular monstruo desde la seguridad de la jaula … si, ya sé que es una turistada pero es la única forma de admirar a este tremendo depredador sin convertirnos en su aperitivo. Intentamos buscar una salida con todas y cada una de las empresas restantes pero unánimemente nos confirmaron que no saldrían, bueno … 
... en esta ocasión pintaban bastos así que a mal tiempo buena cara y nos dedicamos a conocer la europeizada “Cape Town” , una ciudad francamente interesante, cosmopolita y moderna pero con una preciosa arquitectura colonial, con muy buenos, baratos, animados y variados restaurantes, unas playas fabulosas, eso sí, con el agua helada y cobijada por la impresionante Table Mountain, una de las 7 maravillas naturales del mundo, a cuya cima plana tampoco pudimos subir en el teleférico gracias a nuestro implacable enemigo en este viaje, el viento, que, sin embargo, no nos impidió probar unas estupendas carnes, unos pastelitos en la famosa Charly's Bakery, jugar en el parque con las ardillas y, entre otras cosas, hacer una divertida escapada a los viñedos y bodegas de la zona donde se producen unos exquisitos vinos tintos y blancos que pudimos degustar con una cata in situ que nos ayudó a pasar el mal trago de volvernos sin ver a nuestro admirado Tiburón Blanco … otra vez será … ¡Espéranos! … 
Desde allí volamos al Kruger para tres jornadas de Safari donde, esta vez sin viento, conseguimos ver a los Cinco Grandes: leopardo, con impala incluido, colgado en el árbol, leones con sus cachorros, elefantes a manta, imponentes manadas de búfalos con su mirada siempre atenta y desafiante y enormes rinocerontes blancos, apacibles, paciendo ajenos al mundanal ruido, todos ellos disfrutando de su libertad en la sabana junto a centenares de impalas, monos, mandriles, facoceros, jirafas con su increíble modo de correr a cámara lenta, manadas de cebras, pájaros de mil tipos y colores, cocodrilos e imponentes hipopótamos con garzas surfeando sobre sus rechonchos lomos, entre otros, muchos bichos más … pero esa es otra historia donde aparece el elefante cleptómano que me quiso mangar la cámara del que os paso las fotos para que vayáis avisados ... (es broma, era buena gente el animalote ...
)
Dijimos adiós al país, donde gloriosamente nos proclamamos campeones del mundo al son del waka-waka y el tiqui-taca, con el marcador de objetivos empatado, 1 (Cinco Grandes) -1 (Gran Blanco) y con la X en la quiniela salimos decididos a desempatar para Inhambane y desde allí a Tofo, un minúsculo pueblecito de la costa mozambiqueña donde todo transcurre con extrema tranquilidad y desde donde intentaríamos despejar nuestras serias dudas sobre lo que nos aguardaba bajo sus agitadas aguas ….
A la mañana siguiente nos esperaban a las 07:15 en el centro Diversity Scuba … tras el papeleo de rigor y el “briefing” salimos caminando hacia la playa donde tras un corto trayecto unos 100 metros a pie observamos como llegaba la zodiac ya cargada con todo el equipo, remolcada por un furgoneta con los bajos casi desintegrados por el óxido y que con un fuerte acelerón marcha atrás y posterior frenazo la lanzaría dejándola sobre el agua de la orilla allí entre clientes y personal del centro le dimos la vuelta para encararla a la grandes olas que habitualmente rompen en la espectacular playa de Tofo y … primero las damas … después los caballeros y todos arriba de un salto … meter los pies en las cintas del suelo … agarrarse a la cuerda de la borda y salir zumbando escalando de frente las crestas de las olas y aguantando el posterior planchazo hasta salir de la bahía y adentrarnos en un mar bastante rizado y con un viento de narices, tras unos 50 minutos de agitado trayecto alcanzamos el punto de buceo, Oasis/The Office … primera inmersión y del tirón a 23 metros de profundidad, abajo un corrientón en contra que tirando de cámara con dos flashes y foco pegaba pero bien, con una visibilidad de menos de 5 metros y con la máscara empeñada en dejar pasar todo el agua del índico para espabilarme … vamos lo que se dice una inmersión de chequeo para ir abriendo boca o para callar para siempre …
... con tan “especiales condiciones” no tardamos en agotar las botellas y en estar en la embarcación puesta en superficie en modo “yo-yo” y regresar botando a la base … no sin antes efectuar el piloto de la zodiac una parada estratégica a unos 200 metros de la costa, para ver por donde las olas rompían con menos fuerza, si es que había algún sitio donde no lo hiciesen, para entrar a la playa y, de repente, acelerón para subirnos sobre una de ellas y a modo surfista ir haciendo un divertido equilibrio con la embarcación, ahora en modo “alfombra mágica”, haciendo lo propio con la siguiente y así sucesivamente hasta el “aplayizaje” final, eso sí, bien agarraditos a las cuerdas para evitar acabar con el brusco frenazo haciendo compañía a los cocos de alguna palmera cercana o comiéndote alguna de las botellas vacías colocadas en el centro de zodiac … ya en tierra, y en el corto trayecto hacia el centro de buceo, uno de nuestros compañeros de aventuras, español, por cierto, le preguntó a otro, natural de Los Angeles (U.S.A.), sobre la inmersión, quién aún acongojado por la singular experiencia le contestó en perfecto castellano … “la peor” … ¿La peor que has hecho aquí? – volvió a preguntarle - a lo que le respondió con apabullante franqueza … “NO … la peor que he hecho en mi vida” … y no debía estar exagerando porque durante los siguientes 5 días que seguiríamos en Tofo nunca lo volveríamos a ver de nuevo por el centro de buceo … Segundo día, nos hacemos de nuevo al mar y tras muchos botes y rebotes, entre los que nos entretenemos divisando las ballenas que aparecen con frecuencia lanzando grandes chorros de agua, acometemos una doble inmersión, con una visibilidad algo mejor que la del día anterior pero no superior a 8 metros, en un agua turbia aparecen corales verdes, bastante vida pequeña, grandes morenas moteadas, un descomunal mero patata de casi 2 metros con el que estuve un rato meciéndome al son del mar de fondo a escasos centímetros de la arena, ante su impasible mirada, una tortuga con la cabeza como un melón de los buenos y una gran manta a la que seguí en paralelo admirando su parsimonioso vuelo hasta que un poco después acabaría por difuminarse fantasmagóricamente en el neblinoso verde, que no azul … ya en la parada de seguridad sentimos como nos retumba el pecho, una ballena está cantando muy cerca, miramos para todos los lados esperando ver la tremenda mole aparecer entre la bruma en cualquier momento, pero no llega ...
... este emocionante momento se repetiría en muchas inmersiones pero nunca llegaron a mostrarse bajo el agua aunque el oirlas cantar era una pasada. De regreso y surfeando de nuevo sobre las olas a la llegada a tierra un rayito de esperanza comenzó a brillar en nuestro castigado ánimo … 
Amanecer del tercer día en el que nos asomamos a la terraza de nuestra habitación desde donde desolados contemplamos el panorama de las grandes olas entrando desde lejos en la bahía y más allá el mar blanco por la espuma que no presagiaba nada pero que nada bueno. Tomando el desayuno el chef nos comenta, mirando con cara de circunstancias el panorama desde la cocina, que mal día para el buceo y al salir del hotel el dueño de un club situado junto al mismo nos confirma que todos los centros han cancelado sus salidas … El viento atacaba de nuevo y todo parecía indicar que perderíamos el desempate, pero como somos españoles y no nos arrugamos a la primera ni a la segunda ni siquiera a la tercera … nos dirigimos hacia Diversity Scuba con la bolsa con la cámara colgando del hombro con una gran sensación de estar haciendo el tonto y temiendo encontrarlo cerrado a cal y canto …
No fue así, allí con el rostro resignado nos esperaban en el centro a las 07:30, tras el fiasco del primer día y el pequeño avance del segundo, un tercer día con amenaza de cancelación y con los siguientes con un pésimo pronóstico “windguruniano” que muy probablemente podía llevarnos a no bucear ningún día más en nuestra estancia de una semana, uno de los guías nos comenta, como ya sabíamos ... que, todos los centros han cancelado, pero que si seguimos con la predisposición de salir a bucear van a esperar a las 09:00 a ver si el viento amaina un poco e intentarlo … cruzamos los dedos y dos horas después con unas condiciones algo mejores volvemos al ataque tan sólo mi mujer y yo, ante la deserción de la totalidad de los buzos que estaban apuntados en el tablón para salir ese día, con un mar muy bravo salimos con la zodiac e hicimos otras dos inmersiones en el arrecife más cercano, Gallería, donde la visibilidad resultó ser algo mejor y disfrutamos de nuevo de la presencia vida pequeña, langostas y mantis, de las preciosas morenas y de las mantas al tiempo que intuimos entre brumas la gran riqueza que se oculta en el arrecife … al llegar al club abro los brazos y, fruto de la desesperación, me concentro y lanzo un silencioso conjuro para atraer a la suerte que tanto se nos niega ante la cara de vergüenza de mi mujer...
, que ya está acostumbrada ... y la mirada perpleja de los trabajadores del centro que se encontraban descargando el equipo, que no lo estaban … 
Noche de vendaval y duermevela en la que preocupado me asomo con frecuencia a la terraza buscando en el mar y en las copas de los árboles indicios de mejoría hasta que el sueño acaba por vencerme …
.Me despiertan las primeras luces del amanecer y descorro con miedo las cortinas, no puedo creer lo que veo, las olas son de juguete en la bahía y el mar se encuentra mucho mejor que los días anteriores, tras el temprano desayuno de las 06:30 nos presentamos en el centro a la hora habitual donde esperanzado les pido que nos lleven a Manta Reef, la inmersión más deseada y que el viento se ha obstinado en negarnos, hoy de nuevo sólo buceamos mi mujer y yo, nos comentan que, a pesar del estado actual del mar, se esperan vientos fuertes y que ese arrecife está, a diferencia del resto de puntos de buceo habituales, en dirección Sur que es la más complicada, que en Tofo no existen medios de rescate alguno y si la cosa se pone mal en el océano nadie va a salir a ayudarte, te quedas sólo … tampoco existe una cámara hiperbárica cercana y que, en caso de accidente, no salen aviones por la noche del aeropuerto de Inhambane porque la pista no tiene luces vamos un panorama tremendo en el que te la juegas y, de verdad … por lo que nos aconsejan extremar las precauciones, pero que si dentro de una hora las condiciones siguen igual saldremos para allá … 
Una hora después nos desplazamos a la playa y mientras esperamos que el tractor que ha sustituido a la desvencijada pick up, venga con la lancha, vemos como en el horizonte se recortan las siluetas de dos ballenas elevando su imponente corpachón fuera del agua en un lento movimiento vertical para acabar cayendo con estrépito sobre la superficie del mar … lo repiten una y otra vez levantando espectaculares cortinas de agua y siento como las buenas vibraciones van llegando …
En esta ocasión las olas prácticamente no nos ofrecen resistencia a la salida e iniciamos el camino hacia Manta Reef, no sin antes parar junto a una gran ballena que se entretiene flotando de costado, sacando su cola y una de sus enormes aletas del agua … al salir del abrigo de la bahía de la playa de Tofo nos sorprende ver como la aparente calma no es tal mar adentro y enfilamos la ruta paralela a la Playa de Tofinho, aquí el viento pega fuerte y el piloto de la zodiac comienza a enfilar olas de más de tres metros que vienen desde el sur directamente de frente, tal y como nos habían avisado, el avance se hace cada vez más duro y penoso y temo que la guía decida ordenarle dar la vuelta, de repente nos hacen una señal con gestos vehementes no oigo bien lo que me comentan por el ruido del motor y del viento y pienso … se acabó, para atrás otra vez …
, pero no, nada más lejos de sus intenciones, han divisado a un tiburón ballena y nos preguntan si queremos lanzarnos para verlo, el mar está bravo y tenemos una rompiente cercana, no son las mejores condiciones, pero no podemos dejar pasar la oportunidad, nos calzamos a toda prisa las aletas, máscara, snorkel, cámara y al agua, allí está el gigante, se desplaza muy lento, sin esfuerzo, como si nos esperase, como si comprendiera nuestros torpes esfuerzos por gozar de su compañía, lleva como compañero a un tiburón nodriza que viaja a la sombra de su vientre y que desaparece nada más vernos ... durante un buen rato nadamos junto a él capturando sus elegantes movimientos con la cámara y mi mujer puñeteándole a conciencia su rasposa aleta dorsal … 
De nuevo a la embarcación donde nos preguntan si queremos quedarnos allí junto al ballena o seguir intentando llegar a Manta Reef, la tentación es grande ...
... me pasa por la mente el refrán más vale pájaro en mano que ciento volando … pero intuyo que hoy será la última oportunidad de alcanzar ese arrecife y pido seguir adelante ante a lo que la guía accede con cara de funeral, y seguramente acordándose de mis ancestros, conocedora sin duda de la dura travesía que nos espera, un desplazamiento que habitualmente efectúan en buenas condiciones en 20 o 25 minutos nos llevaría en esta ocasión más de una hora de navegar contra el viento y de chocar continuamente contra las considerables olas … tras el martirio chino o mozambiqueño, mejor dicho, por fin llegamos a Manta Reef y nos echamos al agua … allí, cobijados de la rizada superficie no alcanzamos a salir del asombro … la visibilidad es francamente buena, el viento que ese día ha cambiado y sopla del Sur ha aclarado las aguas y los grandes cardúmenes de peces de diferentes especies y precioso colorido se suceden y confunden bañados por una fantástica luz, la explosión de vida es desmesurada aparecen grandes meros patatas, muchas morenas moteadas, algunas de gran porte, morenas de cinta azul, peces trompeta, langostas, una enorme tortuga, peces cocodrilo, león, escorpión, payasos, nudibranquios bien hermosos, rayas águila, un festival, un carrusel de vida, donde la cámara y los flashes están a punto de echar humo, una tremenda gozada en un agua más cálida que la de los arrecifes más profundos situados al Norte de Tofo, nada más finalizar la inmersión sólo puedo mostrarles expresivamente mi emoción tanto a la guía como al piloto y agradecerles sinceramente su gran esfuerzo por haber hecho posible que disfrutáramos de una hipnótica hora en ese excepcional acuario … hoy pintaban oros, y a la vuelta, ahora ayudados por las olas con las que antes nos habíamos enfrentado y con el viento de popa, volveríamos a divisar un nuevo tiburón ballena al que se le unieron poco después dos más, el último bastante grande y con los que de nuevo nos detuvimos para disfrutar como verdaderos enanos abusando de su inmensa paciencia … La segunda inmersión, sería más cerca de la costa en Table Top, para posibilitar un regreso rápido en caso de que el mar, como se preveía, empeorase, enseguida nos encontramos con un precioso bando de unas 15 móbulas viajando en escuadrón que poco a poco se fueron difuminando pero como en esta jornada no podía ser menos, durante la parada de seguridad, volvieron a visitarnos con su ordenado vuelo en formación ... ya en superficie, durante el camino de vuelta, aparecería para despedirnos un delfín que nos siguió asomando su aleta por popa … hay muchos días que es mejor no levantarse pero hay otros … los menos … que nos gustaría guardar para siempre dentro de un frasco como en los que se conservan las mejores esencias … este sin lugar a dudas fue uno de ellos ... por la noche, mientras me tomaba en Branko’s unas cervezas 2 M heladas disfrutando con mi mujer de una riquísima carne a la piedra, recordamos emocionados todas las maravillas con las que las bravías aguas mozambiqueñas hoy nos habían generosamente obsequiado … 
Al día siguiente visitamos nuevamente los arrecifes de Oasis, donde vimos más mantas, y Sherwood Forest, con sus preciosos bosques de corales verdes y pequeña vida multicolor donde también me siguió hombro con hombro una gran pastinaca, así, llegó el último día de buceo, en el que en unión de seis buzos más, quizás animados por nuestra experiencia de dos días antes, volvimos a intentar alcanzar Manta Reef, aunque el tiempo no acompañaba … ya al intentar salir de la playa una ola de tamaño considerable nos advirtió de lo que nos esperaba … al salir de la bahía y enfilar la ruta sur paralela a la playa de Tofinho, nos recibió un viento realmente duro y una ola aún mayor nos avisó que no era buena idea seguir, el guía nervioso y con sus rastas volando nos comenta que el mar estaba muy fuerte y que era mejor darse la vuelta, pero insistimos en seguir, la ola gris que siguió a la primera fue enorme confundiéndose con el fondo plomizo del cielo dejando a las claras que no había más opción que regresar, aunque todos callamos con la esperanza de que fuesen pasajeras … pero la tercera era un salvaje muro que, conforme se acercaba, crecía más y más y que daba miedo, mucho miedo ... no me atrevo ni a aventurar su altura para no parecer exagerado, pero al ver la cara del piloto al enfilarlo, por un momento pensé que no íbamos lograr superarlo, de hecho la zodiac se puso prácticamente vertical y sólo un milagro impidió el vuelco, el guía le ordenó inmediatamente dar la vuelta con todo el dolor de nuestro corazón pero después del susto nadie discutió la sensatez de tal decisión por lo que optamos por hacer una inmersión en el cercano y socorrido arrecife de Gallería, los efectos del conjuro se estaban desvaneciendo y castigados por el fuerte oleaje decidimos dejar de tentar a la suerte y dar por finalizadas nuestras inmersiones para poder disfrutar del día descanso previo al largo regreso a casa …
El partido había finalizado … por los pelos lo habíamos ganado en los penalties … el tercer objetivo se había completado y aunque el tiempo y las condiciones no fueran siempre precisamente las deseadas y nos quedaran algunos bichos por encontrar no podíamos olvidar que habíamos disfrutado de otros muchos, de hecho un grupo de españoles con los que coincidimos en nuestro lodge en el Kruger nos comentaron que en los 12 días que habían estado buceando, encontraron delfines durante la inmersión y al tiburón leopardo y guitarra, eso sí, todo con una visibilidad poco generosa, sin embargo, no llegaron a ver ningún tiburón ballena en esas casi dos semanas de buceo continuado, lo que da una idea de lo que guarda Tofo y que no siempre te enseña … Aquí queda la crónica para los que lo deseen ... y tengan la santa paciencia de leerla ... saquen sus propias conclusiones sobre lo que pueden … o no … , encontrar en agosto en los arrecifes de la preciosa playa de Tofo ...
Por si, pasados los años … algún día me preguntase si realmente nos mereció la pena el largo y costoso trayecto hasta Tofo … y el navegar contra viento y marea … en mi memoria dejaré cuidadosamente almacenado un frasquito para que al destaparlo me enseñe la respuesta …
