Raúl.
Formentera e Ibiza en ALTA DEFINICIÓN
Viernes 10 de Junio de 2011. Manuel es el primero en llegar a Zona de Inmersión. Son las diez y media de la mañana. Veinticinco minutos más tarde aparece Ismael por lo que el primer grupo en partir ya está al completo. Cargamos el coche con nuestros equipos, una gran dosis de ilusión y por supuesto muchas ganas de pasárnoslo bien. Son las once y cuarto. Nos ponemos de camino a Denia.
Cinco horas y un par de paradas “técnicas” más tarde llegamos a nuestro destino. El Portet de Denia.
Aún es pronto teniendo en cuenta que el resto de compañeros llegarán entre las ocho y las nueve. Hace mucho calor y nos damos una vuelta para conocer la zona, sentarnos a tomar algo fresquito y probar la exquisitez de la coca-cola con sabor a cerveza.
Por fin se produce el encuentro con Jesús y Cristina, patrón y guía respectivamente. Desde el primer contacto con ellos te das cuenta de que va a ser un fin de semana de lo más especial. Un consejo: el día de embarcar nunca les llames antes de por lo menos las ocho (de la tarde) ósea las veinte horas que diría aquel. Que conste que el que avisa…
Llegan los demás, primero Paco, José Luis y las Conchis y un poco más tarde Rubén y Bea.
Cargamos todos los equipos en el barco. Un Bavaria 49 de 14,95 metros bautizado como Beluga. Cristina nos enseña el velero por dentro, camarotes, cocina y lo más importante…como y cuantas veces hay que bombear. Yo creo que en ese momento a más de uno se le vino a la cabeza la misma pregunta al ver semejante agujerito. Cristina rompió la tensión de aquel momento con la simpatía que la caracteriza y dio por zanjado el asunto del bombeo. Un tiempo más tarde la solución al enigma quedaría resuelta y no voy a decir quien lo descubrió porque José Luis me ha comentado personalmente que no diga nada por si esto lo leen sus jefes.
Es la hora de la cena, nos sentamos los once en la bañera de popa (la parte de patrás) a degustar entre otras cosas una ensalada con nueces del huerto del padre de Jesús y un pescado en salsa exquisito. De postre alguno opta por meterse al cuerpo una biodramina. Esto empieza muy, pero que muy bien. Todos colaboramos en las tareas de recoger la mesa, fregar… y no da la impresión de que muchos de ellos no se conozcan mas que desde hace apenas una hora.
El patrón da la orden de soltar amarras, ya es la hora. El silencio de todos se rompe por el sonido del motor. Poco a poco dejamos atrás el pantalán donde también se quedan el estrés y las prisas que nos supone a todos el día a día.
La noche está despejada, la temperatura es suave y algo más fresca a medida que el velero se aleja del puerto de Denia. Mientras unos pasean por la cubierta, otros se sientan alrededor de Jesús y comienzan una batería de preguntas: Que cuanto corre, que cuánto cuesta mantenerlo, que cuantos kilóme…digo millas hay hasta el destino, que cual es el lado de babor y el de estribor, el significado de la luz verde y la roja, cuando llegaremos…. En este caso José Luis también me ha pedido que omita su nombre para que nadie crea que era el único que preguntaba.
Con la cantidad de veces que le habrán preguntado las mismas cosas resulta curioso como Jesús responde a cada una de las dudas como si fuera la primera vez que se las formulan.
Uno a uno van desertando a sus camarotes. El viaje va a ser largo y mejor descansar hasta mañana. Cada vez quedamos menos en cubierta. Las promesas de acompañar unas horas al patrón se desvanecen como la ciudad de Denia ante nuestros ojos. Yo me quedo el último y mi recompensa no tarda en llegar….¡delfines a estribor!...
Después de un rato jugando con las olas que produce el barco, nos abandonan. Yo hago lo mismo. El cansancio me puede.
Inmersión 1. La plataforma.Hacemos el breafing y Cristina nos cuenta que se trata de una antigua piscifactoría que un día dejó de ser rentable y quedó abandonada a su suerte. A ella le gusta compararla como si fuera una antigua estación espacial. Todos estamos deseando meternos en al agua y poner a prueba nuestra imaginación. Desde la borda se adivina la parte superior del mastodonte a unos 12 metros, lo que quiere decir que hay por lo menos otros tantos de visibilidad.
Cuando bajamos la imagen es alucinante. Una pieza de unos 500 metros cuadrados descansa en diagonal desde el suelo, algunas columnas de hormigón permanecen erguidas y un amasijo de hierros descansa en el fondo. Pero es que… ¡el fondo se ve!. Hacía mucho tiempo que no buceaba con una visibilidad de por lo menos 30 metros. Nos pasamos la inmersión escudriñando cada hueco, cada tubo y por supuesto siempre mirando al azul. No hay ninguna prisa y apuramos al máximo la botella. Desde el cabo de fondeo y ya en superficie seguimos observando este pecio. Subimos al barco e intercambiamos la experiencia. Todo un buen augurio de lo que sería el resto de la jornada.
Fondeamos el velero en una calita donde el agua es de un azul turquesa precioso. El mar esta como un plato. Algunos aún estando el agua bastante fresquita optamos por hacer snorkel y acercarnos a la costa. Por la arena blanca del fondo bien podríamos estar en cualquier playa caribeña. Volvemos al barco tras el intento fallido de colarnos en la piscina del hotel al que habíamos llegado... Si no hubiera sido por las pintas que llevábamos con los escarpines y las camisetas de Sharkskin seguro que hubiéramos pasado por turistas. Para otra me llevo las sandalias y los calcetines blancos que seguro que así, cuela.
Almorzamos y descansamos mientras las botellas comienzan a cargarse.
Inmersión 2. Punta Prima.Levamos ancla y nos dirigimos hacia el segundo punto de inmersión. Muy bien se nos tiene que dar para mejorar la anterior. Con un perfil bastante más sencillo e indicado para los menos experimentados pero no por ello menos interesante. Nada mas bajar por la cadena del ancla una especie de pastinaca nos da la bienvenida. La visibilidad sigue siendo impresionante. Los colores de los trajes, las aletas, los colores de las piedras, de las algas, los peces. Es como si lo estuviera viendo en una televisión de alta definición. ¡Que nitidez!.
Volvemos a exprimir la botella. Sigue sin haber prisa para nada. ¡Esto es un lujo!.
Tras finalizar el buceo, decidimos bajar a tierra firme a dar una vuelta y tomarnos una cervecita en alguna terraza. El grupo permanece muy unido. Estoy deseando que llegue la nocturna….
Inmersión 3. Es Banc.(Nocturna).No es una noche cerrada del todo. Hay cuarto menguante, ¿o era creciente?. Me apasionan las inmersiones nocturnas.Ya me lo dijo mi hermano cuando me vió la cara después de hacer mi primera en la noche.
-Tu eres carne de cañon para hacer de estas.
Esto fue hace mas de doce años y aún hoy, sigo saliendo con la misma cara de flipado.
Coloco un “estorbo” a cinco metros. El primer grupo baja con Cristina como guía. ¡La visibilidad es impresionante! .Los focos y linternas parecen salidos de una secuencia de la nave de “Encuentros en la tercera fase”. Esto es como meterse en un acuario inmenso. No hay ni una ola y la temperatura del agua ronda los veintiún grados. Nada mas bajar un “rubio o roncador” que es como allí le llaman despliega sus “alas” y se dirige como si fuera un ave hacia mí. Bajo la intensidad de mi foco e intento no iluminarle directamente. Dirijo mi luz hacia su vientre. Está tan cerca y se le ve tan nítido que es como si estuviera en un cine 3D.¡Impresionante!. Luego me comentarían que no hace mucho había un banco de unos veinte. Si uno me ha causado esta impresión, no sé que hubiera pasado entonces.
Ismael, Bea, Manuel y yo seguimos al primer grupo. Atravesamos el arenal y llegamos a una pared. Grietas, oquedades, agujeros, no dejamos ni un hueco sin mirar. Siempre con el cuidado de no enchufar el foco a la cara de ningún “bicho”. Los depredadores como “las fabianas” (no se como lo llamarán allí) acampan a sus anchas. Miro hacia donde creo que debe estar el barco, tapo un momento la luz de mi foco y …..allí está….¡el estrobo!.
Seguimos la inmersión, pasando entre grietas. En un hueco un mero. De repente atravesamos por una zona donde el primer grupo nos levanta unas especies de “bolas de pelo” (y que no se exactamente que son).Ante nosotros aparecen como piedras de color pardo levitando.
Volvemos a la pared. Alguien da la señal de media botella y el primer grupo se dirige al barco. Vuelvo a poner la mano tapando mi foco y miro hacia el azul, ahora negro.allí sigue…¡el estrobo!. Decido continuar la inmersión con Ismael. Volvemos a recorrer el mismo camino pero esta vez no hay mas luces que las nuestras. A lo lejos se divisa ya al resto de compañeros hacinados al cabo del ancla. Doy por finalizada la inmersión. Atravieso de nuevo el arenal buscando a “mi amigo el rubio”. No lo encuentro. Dejo que todos suban y quito el estrobo que hasta ese momento me había guiado como a los marinos los faros.
Me quedo haciendo mi parada de seguridad aunque esta vez es algo mas de tres minutos. Apago mi foco y agito las manos haciendo que la bioluminiscencia haga el resto.¡Flipo!. Con el reflejo de la luna como única luz. Me quedo suspendido a cinco metros, absorto. No estoy solo. Cuando miro hacia arriba allí está Bea. ¿Estará sintiendo lo mismo?.La primera frase que dice cuando sacamos la cabeza del agua me confirma mi duda:
-Me he vuelto a enamorar del buceo.
El neopreno impide que se me pongan los pelos de punta y no precisamente por el frio.Subo el último al barco con la sensación de haber hecho una de las mejores nocturnas no por cantidad de “vida” vista, fue mas bien una inmersión de sensaciones.No tengo palabras.
Ponemos rumbo a la cala donde pernoctaremos esta nuestra última noche en Formentera. El agua está tan tranquila que parece que navegamos en un lago. Fondeamos. Después de la cena nos quedamos José Luis, Ismael, Manuel, Jesús y yo. Muchas risas. Hablamos de todo. Nos reímos de todo. Es la culminación de un día inolvidable.
A la mañana siguiente levamos ancla y nos dirigimos hacia Ibiza para realizar las dos últimas inmersiones antes de poner rumbo a Denia y dar por finalizado el fin de semana.
Desayunamos todos juntos. Tomamos el sol de la mañana. Charlamos.
Inmersión 4. Es Vedra.Nos equipamos y nos situamos estratégicamente para lanzarnos al agua en cuanto de la orden el patrón. Esta vez instructora y divemaster somos los primeros en bajar. El resto esperaría unos diez minutos. Alcanzamos los 50 metros. Un congrio enorme. La pared repleta de gorgonias. Subimos a unos veinticinco metros y el resto bajo para reunirse con nosotros. El agua aparece de un azul intenso. Visibilidad de casi 40 metros. Recorremos dejando la pared a nuestra derecha. Nos encontramos con el típico despistado al que hay que orientar hacia su grupo. José Luis hace uso indiscriminado de la “maldita maraca” llamando a Conchi que está a un tris de partírsela en el lomo.
Nos reunimos en superficie y esperamos a que pase Jesús con el barco. Desde la popa hay lanzado un cabo con una boya al que hay que sujetarse para salir unos metros mas adelante donde el velero pueda fondear para que podamos subir.
Buscamos una zona de arena y echamos el ancla.
Almorzamos algo y partimos hacia nuestra última inmersión.
Inmersión 5. Los cañones de Es Vedranell.Al igual que la anterior, esta es una inmersión de “combate”. Preparados, listos, ya…
Cristina nos deja ser los primeros en descubrir esta maravilla de la naturaleza sumergida. Impresiona pasar por esos pasillos tapizados de vida. Primer cañón, espectacular. Segundo más espectacular, tercero aún más si cabe. Una morena parda.
Llega el momento. Ahora sí. Subo el último no sin antes meter la cara en el agua y echar el último vistazo.
La vuelta se hace a vela. El barco se escora y coge velocidad. El ambiente es inmejorable. Nos quedan unas nueve horas de navegación. El buen humor sigue siendo predominante. Una familia de delfines nos acompaña durante unos minutos.
Llegamos a puerto. La tristeza de que acabe esta aventura es evidente. El cansancio también lo es. Foto de grupo y despedida. Atrás dejamos a Cristina y Jesús en su “Beluga”.
Espero volver a verlos pronto. ¡A todos!.
Sería muy difícil contar todo lo que ha dado de sí el fin de semana, pero ya sabes…¡TIENES QUE BAJAR A VERLO!.
Agradecimientos:
Paco.
Conchi.
José Luis.
Conchi.
Rubén.
Bea.
Ismael.
Manuel.
Cristina.
Jesús.
