RANGIROA

Para contarles a los demás las experiencias en nuestras inmersiones o en nuestras reuniones en tierra.
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Irene25
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RANGIROA

#1 Mensaje por Irene25 »

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Hace tiempo que tengo en mente compartir en el foro un lugar paradisíaco al que tuve la suerte de viajar el verano pasado en mi aniversario de boda. Hablo de Rangiroa, un atolón que junto a sus centenares de hermanos forma el archipiélago de las Tuamotu, que a su vez son una parte del millar de islitas llamadas Polinesia, en medio del Pacífico.

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Antes de empezar el relato quisiera aclarar un par de cosas. UNO: no tengo capacidad de síntesis :mrgreen: . DOS: no sabemos nada de fotografía submarina, así que disculpad que las fotos bajo el agua son una chusta... :roll: especialmente comparadas con las maravillas que se encuentran por el foro.

Rangiroa ha sido una de las islas que hemos visitado en el viaje, estuvimos una semana y realizamos solo tres inmersiones, pero han sido muy bellas. Fuimos para allá con ciertas dudas, por nuestra corta experiencia como buzos, pero este destino se puede adaptar a distintos niveles. Como siempre hay que ser responsable, consciente de las limitaciones y experiencia de uno mismo, y de hecho el accidente en el que falleció una buceadora japonesa en la isla mientras estábamos allí se encargó de recordárnoslo.

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Como no tenemos demasiado nivel siempre nos llevaron a bucear al arrecife de la parte exterior de la laguna, y nunca sobrevolamos el paso, ya que es conocido por entrar con una fuerte corriente. Aquí todas las inmersiones se hacen en el Tiputa Pass o en el Avatoru Pass. Es tan curioso esto de las corrientes… es durante 12 horas entrante, y durante 12 horas saliente, y cada día es una hora antes el cambio de una a la otra. Algún día pudimos incluso presenciar este momento desde tierra firme. Por lo que sabemos solo se bucea en el paso con la corriente entrante, que ya es bastante fuerte. En teoría durante la corriente saliente es cuando los delfines se dirigen al centro del paso a saltar con las olas, pero con un poco de suerte puedes avistarlos en cualquier momento.

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Pese a que nos hemos “perdido” la inmersión estrella, alucinamos infinito con todo lo que vimos allí abajo en nuestras
tres inmersiones.

Por primera vez en las islas vamos en zodiac en lugar de barco. El tamaño de las olas es considerable, especialmente en el exterior del paso. Para hacerse una idea, estando en tierra ves como las zodiacs desaparecen completamente entre ola y ola. Quizás son olas de poco más de un metro, pero me impresiona mogollón. Por suerte los patrones suelen ser cuidadosos y nunca nos llevan pegando saltos por el agua, sino balanceándonos rítmicamente. Cuando estás en el punto donde nos tiramos al agua es inevitable ver venir esa masa de agua enorme que parece que va a engullir la barquita, una y otra vez. Los barqueros están situados con pericia a poca profundidad pero suficientemente lejos de la rompiente, así que la zodiac sube y baja al ritmo de las olas. Hay que esperar al momento oportuno, que lo indica el barquero.

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Primera inmersión. Vamos tres pequeños grupos, cada uno con su guía. Nosotros seremos tres y vamos con Gustavo, un argentino muy majo que nos explica todo en castellano. Le cuento mis temores por las súper corrientes que me han dicho que hay allí abajo, pero me asegura que va a ser una inmersión súper tranquila. Evidentemente no le creo mucho, pero me tranquiliza pensar que avisado está de que somos novatos, que nunca hemos buceado en corrientes y que me tendrá que venir a buscar a Pequín.

¡A la de tres todos al agua! El fondo queda a unos ocho o diez metros. Bajamos despacito y hacemos las comprobaciones pertinentes de plomos, y ajuste del equipo después del salto. Todo bien, todo perfecto… es casi tan bonito como Tikehau. Muchísima vida, pececillos pequeños de mil colores. Qué pasada. Hay muy buena visibilidad, es increíble que si miras hacia arriba parece que puedes sacar la mano del agua, ¡y estas a doce metros! Ya llevamos unas cuantas inmersiones y nos sentimos más cómodos y relajados. Un poco más allá se ve como rompen las olas en la parte más superficial del arrecife.

De pronto oigo algo increíble… ¡oigo un delfín! Dios, estoy alucinando, le señalo a Jordi que se oye algo, con cara de flipada, y me empieza a preguntar preocupado si estoy bien, si me duele el oído o qué. Desisto de dar más indicaciones, está claro que no ha oído nada.

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La inmersión es tranquila. Discurre entre los 15 y 19 metros, por encima de la pared del arrecife que si bien tiene una buena pendiente a nuestra altura todavía no cae a plomo hasta el infinito. Gus, nuestro guía, nos va mostrando caracolas, corales y peces. Vemos también barracudas, meros, un napoleón pequeño incluso un tiburón de punta blanca pequeñito. Bueno, por lo menos parece pequeño desde lejos. Sí hay un poquito de corriente, pero muy suave, y muy buena visibilidad. Nos cruzamos con algún otro grupo de buceadores, y de vez en cuando se oye una zodiac. Yo voy a la izquierda, pegada al arrecife. A nuestra derecha el infinito azul me es abrumador, de un color bellísimo. Me hipnotiza… Hemos consumido la mitad del tanque, pero ya toca salir.

La mitad de los miedos -las corrientes- han sido superados con creces. La otra mitad -el oleaje-, habrá que seguirla enfrentando los próximos días, no queda otra.

Al día siguiente tenemos prevista otra inmersión. Por internet me habían dicho que lo habitual era hacer una sola inmersión al día, pero me engañaron vilmente… puedes hacer hasta cuatro si estás de humor. Nosotros nos ceñimos a nuestro plan, una al día.

Hoy iremos un grupo de cuatro con Frank como guía. Es un tipo muy tranquilo, muy amable… Le gusta mucho explicar cosas, entre otras nos cuenta que de las mejores inmersiones que ha hecho han sido en l’Estartit. Nos recomienda muy mucho que vayamos. Jope, si un tío que bucea a diario en el mismísimo paraíso nos recomienda l’Estartit habrá que ir, no? Con lo cerca que nos quedaba Girona… ¿qué demonios hacemos aquí?

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A la de tres ¡todos al agua! Resulta que mis sospechas sobre la poca experiencia de la Barbie que nos acompaña son ciertas… parece un yoyo la pobre, de pronto se va para arriba como un globo de feria. Frank tiene que ir más pendiente de ella que de mostrarnos cosas, una lástima, pero bueno, como hay tanta vida tampoco hay que ir buscando. Hoy estamos por debajo de los 20 metros y ya se nota como cambia la pendiente, la pared es más vertical, también tenemos un poco más de corriente, noto que me voy un poco de lado, voy un poco más incómoda pero parece que el resto de los mortales apenas la sienten. No es apenas nada la verdad, hemos buceado con el triple de corriente en Canarias sin escandalizarnos tanto. Pero bueno, unos crían la fama y otros cardan la lana que se dice…

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Vemos miles de peces de colores, coral, el azul… y de pronto… aparecen. Un grupo de siete delfines pasan veloces por el azul. Están a nuestra misma cota, seguro que andan curioseando. Dios mio. Qué fuerte. Me quedo embelesada. Flipando, mirando cómo se pierden en la distancia. Han pasado a unos metros de nosotros, y son ¡enooooormes! Madre mía. Hemos visto delfines!!! Hoy hemos alucinado. Ya nada de lo que vemos nos impresiona tanto, ni siquiera un pequeño tiburón gris de arrecife que pasa unos metros más abajo…

De vuelta Frank nos cuenta que una vez un amigo suyo vió un tiburón ballena en esa zona. No sé yo… vete a saber lo que vería. Mañana más.

El día que llegamos a Rangiroa nos atendió Lili en el centro. Ella fue la que nos explicó que sí había la posibilidad de hacer más de una inmersión al día, y si queríamos podíamos añadir más, aunque al final decidimos dejar el programa tal como venía de casa, un poco por el tema pasta, ya que teníamos pensado hacer un par de excursiones por la isla que no son precisamente baratas. La verdad es que de haber sabido cómo era la excursión la hubiese cambiado por un par de inmersiones sin pensarlo. Pero bueno, ahora ya estoy convencida, la próxima vez que vaya a Rangiroa no pienso salir del agua.

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El primer día, en el momento de acordar los horarios para cada inmersión también nos recomendó probar la “sunset dive”. Y por siempre jamás le estaré agradecida. Es lo más increíble que he vivido nunca.
Lili nos animó a hacer la sunset dive, pese a todas las pegas que yo le puse: mira que no tenemos linterna, mira que nunca hemos hecho una nocturna, que somos opens, que no hemos buceado en corrientes, etc. Pero ella nos explicó que no era una nocturna, que salíamos del agua justo en la puesta de sol, y que al atardecer solía ser un momento de mucha vida en el arrecife. Accedí, sin estar del todo convencida, pero es la mejor decisión que he tomado.

Y así llegamos al último día de inmersión en Rangiroa. Hoy nuestra guía es Moana, una nativa fantástica, divertida, auténtica, profesional… La mejor. Por fin vamos con una pareja de avanzados, nada de inmersión de chequeo como el primer día, o con los patatas del segundo… Hoy seremos nosotros los patosillos del grupo, bueno, yo.
A la de tres al agua. Todo empieza con la calma habitual pese a que hoy había más oleaje en superficie. Peces de colores, corales… Moana nos va señalando todo lo que encuentra. Hay muy buena visibilidad como siempre, y mucha vida. De pronto vuelven a aparecer los delfines. Esta vez es espectacular. Pasan a nuestra cota una y otra vez a unos metros del arrecife. Un flipado de otro grupo se acerca a los delfines y empieza a hacer tirabuzones hacia el fondo. Y los delfines empiezan a llegar curiosos. Uno incluso le sigue mientras desciende unos pocos metros haciendo sus piruetas. Yo estoy flipando. A Jordi se le encasquilla la cámara. Pero lo mejor es que no hay feeding, no hay más que curiosidad por ambas partes.

Allí empieza a haber una congregación de buzos enorme, somos por lo menos quince. Pero también otros tantos delfines. Nuestra guía, Moana, se lanza al azul a jugar con ellos. Vuelve y agarra de la mano a la otra chica de nuestro grupo. Se la lleva con los delfines, que siguen interactuando. Yo me planto dos pasos lejos de la pared, en el azul, y la sensación me desorienta, tengo que girarme un momento y mirar un punto en el arrecife. Vuelvo a la seguridad del arrecife… hasta que vuelve Moana. Me agarra de la mano y empieza a aletear como si le fuera la vida en ello, me lleva hacia los delfines.

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En esos instantes me pasaron tantas cosas por la cabeza… ¡un momento! ¿Y mi pareja de buceo? ¿Se queda ahí solo? ¿A qué cota estamos? ¡Llevamos Nitrox! Dios mio esto es una locura… Empiezo a aletear rápidamente, como ella, ¿quién sabe cuánto durará este instante? Veo que Jordi aletea justo un paso detrás. Llegamos. Tengo su cola justo aquí delante, ¡está parado! Moana me anima a tocarle. Pero como era eso… ¿¿¿de no tocar nada??? Tímidamente acerco mi mano a su cola ¡y la toco! Moana, que le agarraba suavemente la aleta, me mira con ojos de loca, rogando que me quitara el guante, casi me lo arranca. Tengo a Jordi justo a mi lado, me relajo un poco, extiendo mi mano (sin guante) y se detiene el tiempo mientras el delfín pasa lentamente su lomo ante mis ojos atónitos. Dios.
Qué experiencia tan increíble. La manada vino a jugar y a interactuar con nosotros libremente, solo por curiosidad. Ellos saben de su superioridad en el medio, y se dejan oír o ver cuando quieren, y se acercan solo cuando quieren. Es una pasada. ¿Cómo puede ser? Seguro que esto no ocurre apenas en ningún otro lugar del mundo. ¡Me he acercado a un delfín salvaje y se ha dejado tocar!

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Ya estoy flipada el resto de la inmersión. Da igual lo que haya, lo que vea… Mi mente está anclada en ese instante en que se paró el tiempo.

Volvemos a la seguridad del arrecife y seguimos nuestro camino. Los delfines siguen un rato pasando a nuestro lado. En un momento dado incluso veo un fotosub aleteando como un loco detrás de uno… Se ve perfectamente que están jugando, que se dejan perseguir, no tendrían más que dar un par de aletazos y desaparecer en el azul si se sintieran incómodos, pero nos siguen paralelos al arrecife.

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Empiezo a chocar levemente con Jordi, como cuando voy en moto de paquete, y el conductor frena y siempre doy un toquecito con el casco… pues igual. Jordi me mira un poco mal, en plan ¿qué te pasa? Intento explicar que me lleva un poco la corriente, me entiende, pero a él parece que no le afecta en absoluto. Incluso la chica de la otra pareja parece una sirena… madre mía, ¡qué camino más largo me queda!

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Llegamos al “córner” entre el arrecife y el paso, y la corriente incrementa. Allí es donde nos detenemos a ver el espectáculo, pero necesitamos agarrarnos a unas rocas grandotas. Moana nos busca un buen lugar para ver lo que se cuece sin que toquemos el coral. En teoría había montones de peces cazando, o reproduciéndose, pero bastante lucha tenía yo para observar detenidamente qué hacía cada uno. Pese a estar agarrada se me iba el cuerpo, tenía que hacer fuerza para quedarme pegada a la roca, suerte que Jordi me sujetaba del jacket.

Queda poquito para los 50 bares, así que nos soltamos y buscamos un punto donde hacer la parada de seguridad. ¡Qué difícil! Pero a la vez fue divertido. Estuvimos los tres minutos de la parada aleteando contra corriente, sin más referencia que el reloj, y el arrecife claro, que estaba tres o cuatro metros por debajo. Me agarraron Moana y Jordi, uno de cada mano, y aleteamos los tres para no retroceder. No sé si me habría llevado mucho la corriente a mi sola, pero estoy segura que con el esfuerzo hubiese tomado tanto aire que hubiese acabado boyando.

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Terminada la parada, Moana tiró la boya y salimos a superficie. Aunque había algo de oleaje no se notaba nada de corriente en superficie. Era, tal como había prometido Lili, el momento de la puesta de sol. Habíamos tenido la visibilidad de siempre, pero al salir, el cielo amarilleaba por momentos. La zodiac paró primero a buscar a los otros dos grupos, parecía que nos habíamos puesto de acuerdo en el momento de salir, aunque no en el lugar, ya que estábamos en Pequín unos de otros. Ese rato en superficie nos sentimos un poco náufragos, con los chalecos inflados, flotando entre dos costas… en esos minutos el sol ya no alumbraba el agua, y debajo nuestro solo había oscuridad… Qué momento. ¡Y qué inmersión!

Esta fue nuestra mayor experiencia con la corriente en el exterior del Tiputa Pass, en la que solo yo me debatía a ratos, puesto que a los demás parecía no afectarles lo más mínimo. Tanto miedo a las corrientes, a las olas, y al final de aquí nos llevamos algunas de las mejores experiencias. Así que… sí! Se puede bucear en Rangiroa con solo 25 inmersiones en la mochila, y recomiendo la experiencia encarecidamente, incluso sin sobrevolar el Pass.

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Izen
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Re: RANGIROA

#2 Mensaje por Izen »

Tremenda experiencia Irene, enhorabuena por tu emocionante y detallado relato y por lo que se nota que habéis disfrutado, seguro que la próxima vez, con más galones sobre vuestros hombros, lo disfrutareis aún más y de paso te das un saltito al sur de Fakarava para poner la guinda del pastel ... en cuanto a la corriente créeme que con el agua entrando por Tiputa Pass a la laguna del atolón y a 50 metros de profundidad pega tela, vas como un jet ... no es una leyenda, no vaya a ser que alguno crea lo contrario y se lleve un susto ... :roll:

El momento con los delfines en Rangiroa es inolvidable y me alegro mucho de ver que aún continuan dándose esos preciosos encuentros.

Lástima que no nos quede un poco más cerquita y poder ir para allá todos los fines de semana ... :ok2: :ok2: :ok2:
LIBRO en PAPEL de Izen Kai: BUCEAR con TIBURONES. Cómo AMARLOS sin ARREPENTIRSE en el intento. https://izenkai.wordpress.com/2021/08/3 ... l-intento/
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Última Crónica: Yonaguni (Japón): El desconcertante poder de la conjuración
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Re: RANGIROA

#3 Mensaje por Irene25 »

Izen escribió:Tremenda experiencia Irene, enhorabuena por tu emocionante y detallado relato y por lo que se nota que habéis disfrutado, seguro que la próxima vez, con más galones sobre vuestros hombros, lo disfrutareis aún más y de paso te das un saltito al sur de Fakarava para poner la guinda del pastel ... en cuanto a la corriente créeme que con el agua entrando por Tiputa Pass a la laguna del atolón y a 50 metros de profundidad pega tela, vas como un jet ... no es una leyenda, no vaya a ser que alguno crea lo contrario y se lleve un susto ... :roll:

El momento con los delfines en Rangiroa es inolvidable y me alegro mucho de ver que aún continuan dándose esos preciosos encuentros.

Lástima que no nos quede un poco más cerquita y poder ir para allá todos los fines de semana ... :ok2: :ok2: :ok2:
Hola Izen!!!
Gracias, es cierto que lo disfrutamos mucho, tenemos muchas ganas de volver!! Y yo para quedarme :mrgreen: , aunque mi compi prefiere ir solo de vacaciones, tendré que convencerle :dv) !!
Finalmente tambien fuimos a Fakarava, se nos caía la baba viendo las fotos de tu crónica, pero hubo un problemilla.... y nunca llegamos a ir al sur, así que ya es seguro que tenemos que volver. Resulta que el buceo es también con la corriente entrante, y por lo que nos explicaron, en Fakarava Sur esto sucede durante 6h al día, con la mala suerte que los tres días que estuvimos nosotros se daba por la tarde. Como nos alojábamos en el norte teníamos una excursion de un par de horas hasta el sur, y claro, a la ida vale, pero a la vuelta y quizás durante la inmersión ya seria de noche, así que nos dijeron que no íban. La próxima vez nos alojaremos en el sur y así seguro que acertamos! Fue una lástima, aunque el paso norte de Fakarava también es muy bonito, y tiene unos napoleones gigantes que alucinas!

Ah! y por supuesto que en el Tiputa Pass hay una corriente que flipas, no quería dar a entender lo contrario en ningún momento, espero que nadie haga una imprudencia :glp: !!! Las tres inmersiones que hice yo eran en el exterior, y quería decir que ahí fuera es donde había muy poquita corriente, pese a que yo iba cagada igualmente; mi subconsciente me decía que estando tan cerca del paso (aunque nunca en él) habría bastante corriente, pero por suerte, y aunque me parecía mentira, era muy poquita. Rangiroa tiene la fama de que hay corrientes (que las hay), y yo iba muy "acollonida", pero los guías saben donde llevarte según tu nivel, son cuidadosos con eso. En cambio me ha pasado que en otros lugares a los que iba muy tranquila porque las inmersiones eran en teoría sencillas, y no esperaba corrientes, luego he flipado de verdad por casi no poder avanzar... :pv(

Ya me habías comentado esto de las profundidades y la velocidad de cruzar el Tiputa Pass, y me fijé este verano pasado que muchos centros iban con Nitrox, se me ponían los pelos de punta... no es un poco peligroso con tanta corriente llevar Nitrox?? Parece que puedes alcanzar facilmente más profundidad de la que deberías sin poder controlarlo demasiado! O esta corriente viaja siempre en linea recta :mrgreen: ? En fin... ellos sabran!

Saludos!!! :chin:

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Re: RANGIROA

#4 Mensaje por Izen »

Lástima lo de Fakarava ... pero bueno que os quiten lo "bailao", para el Sur lo mejor es quedarse, al menos, un par de noches o tres porque aunque no hay mucho que ver más alla de las cuatro cabañitas y la iglesia, te evitas las casi dos horas que se tarda en cruzar la laguna más las de vuelta, y además de disfrutar de las aguas cristalinas de verdad, las playas de arenas rosadas, el precioso atolón con sus tremendas puestas de sol y, sobre todo, del festival del tiburón sin tener que estar pensando en el camino de vuelta lejos del stress que es lo que se trata en estos viajes ... :lol:

En cuanto al tema del Nitrox, cuando el fondo está a bastante profundidad como en Tiputa Pass, a mi no me gusta un pelo usarlo y menos aún si te puedes encontrar con corrientes descendentes y quedarte tonto o peor ... creo recordar que nosotros bajábamos con Nitrox 26 que está muy cerca del 21% del aire, en cuanto a la corriente volamos sobre el fondo hasta los cañones de lava donde acababas por resguardarte junto a los distintos cardúmenes que se abrigaban allí y que te miraban con indiferencia como diciéndote ... "cómeme si quieres pero yo de aquí no me muevo hasta que amaine el temporal " ... :mrgreen:

Me ha encantado como trasmites en tu crónica lo apasionante de esta experiencia, me alegro mucho de que cumplieses tu sueño de estar junto a los delfines y vuestra foto cogidos de la mano me ha hecho recordar con cariño los viejos tiempos con mi mujer :z: cuando comenzábamos a aletear ...

Enhorabuena ... :ok2: :ok2: :ok2:
LIBRO en PAPEL de Izen Kai: BUCEAR con TIBURONES. Cómo AMARLOS sin ARREPENTIRSE en el intento. https://izenkai.wordpress.com/2021/08/3 ... l-intento/
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scubabay
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Re: RANGIROA

#5 Mensaje por scubabay »

Buenas fotos, yo estuve en Bora bora y Tahiti, una pasada el buceo con puntas blanca y mantas. :ok2:

flavi
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Re: RANGIROA

#6 Mensaje por flavi »

Buen relato Irene 25.
Nosotros estuvimos buceando hace 3 años en Rangiroa. Nuestras "bodas de PLATA". 5 días ALUCINANTES. Buceamos con corriente de entrada y de salida y en nuestro caso pasamos siempre por el paso de TIPUTA bajo el agua. La corriente es muy intensa, pero las habíamos tenido peores en Maldivas, así que no nos pareció demasiado complicado. Pero bien cierto es que hay que tener cuidado de que la más peligrosa (la de salida) no te arrastre, ya que te lleva directo a 1000m y de allí no se vuelve.
La experiencia con los delfines es, ademas de gratificante, relajante y flipante. Cómo se acercan interactuando con los buzos es algo que no se olvida fácilmente.
Tuvimos la gran suerte de ver también "tiburón sedoso", "tiburón puntas plateadas" y lo más increíble de todo: TIBURÓN MARTILLO OCEÁNICO, una leyenda difícil de olvidar.
También buceamos en Moorea y Bora-Bora, con los "tiburones limón" otra actividad muy recomendable.

Mi viaje está publicado en la página de LOS VIAJEROS. Si alguien está interesado en verlo este es el enlace.

http://www.losviajeros.com/Blogs.php?b=9279

Acabamos de regresar de Sudáfrica y Mozambique y he metido una pequeña reseña a la espera de publicar el relato completo. Otra experiencia increíble con las ballenas y los tiburones.

Yo volveré a estos destinos y a muchos más. El mundo es muy grande y las experiencias infinitas. Animo y sigue buceando...

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