Crónica Playa del Carmen Nov-2009, con Playa Dive Center

Para contarles a los demás las experiencias en nuestras inmersiones o en nuestras reuniones en tierra.
Responder
Mensaje
Autor
Athe
Reketeadvanced Weber Diver
Reketeadvanced Weber Diver
Mensajes: 637
Registrado: 28/Sep/2009, 16:37
Ubicación: Cabo de Palos - Murcia

Crónica Playa del Carmen Nov-2009, con Playa Dive Center

#1 Mensaje por Athe »

La crónica esta tiene solera. La empecé al poco de volver de Playa, pero no me gusto como estaba quedando y la volví a empezar. Tampoco la termine y la deje abandonada, hasta que después de ir y volver de Lanzarote, y hacer (esta vez sí) la crónica de ese viaje, me entraron ganas de terminarla de nuevo, pero seguí sin conseguir acabarla. Así que ahora, después de la crónica de Medas, me pica el gusanillo de nuevo, ¡a ver si esta es la definitiva!
Pues no, no es la definitiva aun. Comenzamos otro intento.
Finalmente, y despues de otra crónica, consigo acabar esta. ¡Solo me ha costado un añito!

Playa del Carmen, 10-18 de Noviembre de 2009

Día I

Llegamos al aeropuerto con casi 5 horas de adelanto sobre la hora de salida, ya que uno es bastante cagaprisas y tocapelotas para según que cosas. Total, 1 hora y media de espera para facturar y otras 3 horas de espera deambulando por el aeropuerto y comprando antimosquitos. Pasamos por el control policial y al entregar el pasaporte, a Sevenesei le preguntan, "hola Sevenesei, adonde vas"; Confusa ante la familiaridad de la pregunta titubea unos segundos y contesta finalmente "hmm, ehh... a Playa del Carmen", con lo que el policía suelta una sonrisa y dice "casi te pillo". Ya mas seguros de donde vamos, nos acercamos al mostrador de embarque a unos 10 minutos de la hora prevista, y ya que no había nadie, dedicamos unos minutos a leer las prohibiciones sobre los tipos de mercancías que no se permiten a bordo... armas de fuego, nop, sustancias inflamables, nopes, líquidos y aerosoles, en sus bolsitas, objetos cortantes, facturados en la maleta, objetos contundentes... ups, los focos, que van en el de mano, objetos punzantes, 25 agujas y 30 lancetas entre los útiles de la insulina... bien, ningún problema. Acabamos de leer el póster, nos damos la vuelta, y oh! sorpresa, se nos ha formado una cola de 40+ personas detrás nuestro. Curioso, deben estar a punto de abrir... pues ya que estamos aquí, no nos vamos a ir. 40 minutos después, pensando felizmente en lo rápido que vamos a embarcar y despegar, ya que quedaban 5 minutos para la hora prevista de despegue, aparece la amable azafata de Iberworld, y con su voz dulce y aterciopelada comenta que van a embarcar las filas 1 a 11, y la 30 a la 40... a ver, a ver... fila 17, genial. Ale, a dar mas vueltas por el aeropuerto hasta que nos llamen a filas.

Embarcamos, tomamos posesión de la mantita (“oye que chula”, “cielo que ya vamos con 42 kilos de equipaje, veras a la vuelta”), oiga usted amable azafata, que la insulina tiene que ir refrigerada, pues aquí en las neveras no puede ir nada del pasaje... tome usted un poco de hielo seco, pero cuidado no lo toque que es corrosivo. Veo yo que hemos hecho bien en tomarnos un poco a la ligera lo de los objetos contundentes y punzantes, ya que te dan objetos prohibidos alegremente.

Despegamos al fin, y sin más contratiempos, aterrizamos en Cancún con solo 1 hora de retraso. Rellenamos los papeles de inmigración y llegamos a la inspección de equipajes. A Sevenesei le toman (que no le cogen, que ya estamos en Méjico) el pasaporte y le dicen que pulse el botón rojo del mostrador. Temiendo que fuera el de lanzar los misiles, lo pulsa y sale un iconito verde en la pantalla. Envidioso de la breve sesión de playstation, le pregunto a la amable agente de aduanas que si lo pulso yo también, a lo que me contesta que no, que solo hace falta que pulse uno para ver si toca inspección de maletas. Si es que me pierden los cacharritos.

Salimos al exterior, disfrutamos de las primeras gotas de sudor, montamos en el autobús que lleva al Lupita, nos deleitamos con las excelencias del speaker sobre que mañana a las 9 hay reunión para vendern... estooo, informarnos amablemente de las excursiones disponibles, llegamos al hotel, cocktail de bienvenida, entrega de la llave de la habitación y uno que es muy supcetible a los síndromes vacacionales, le da por el de "corre cariño que se acaba" y después de la paliza de avión, corriendo a la habitación porque *seguro* que la cena se acaba. Llegamos a la habitación y es un piso tercero con escalera, con lo que se desliza mentalmente una plegaria de "pofavò que podamos dejar el equipo donde Pepe y Vicente". Subimos y entramos, y nos recibe un cisne de toalla y un baño que parece que sea el de Cthulhu o algún otro bicho primigenio por el aspecto de la taza, a lo que llamadita a recepción para informar del atasco. Luego resultaría en que la cisterna era de 2 tiempos, primera tirada de aviso al enanito de la cisterna y la segunda ya era la que se llevaba el asunto, cosa que parece que no descubrieron los anteriores inquilinos, ni por supuesto los de la limpieza que se supone habían pasado un rato antes.

Superado el síndrome, nos dirigimos tranquilamente a la cena de buffet, tenemos nuestro primer encuentro con el picante mejicano, y después de sobrellevarlo con agua y cerveza durante la cena, decidimos asegurarnos que esta realmente aplacado con unas margaritas en el bar del hotel, que uno tiene vocación de bombero y no le gusta dejar fuegos medio apagados.

Finalmente, y con ganas de que llegue el día siguiente, damos por finalizado el día y nos preparamos para una cura de jet lag.


Día II

Amanezco al día siguiente a las 5:30 AM, en parte por el jet lag, en parte por las ganas de bucear y en parte por a uno le da un rayito de sol y es como si le tocara una sinfónica con John Williams al frente en la oreja, y me dedico a preparar la maleta con todo el equipo de buceo que andaba repartido por equipaje de mano y la otra maleta, intentando no hacer mucho jaleo para no despertar a Sevenesei antes de las 6:20, que era la hora propuesta. Madrugando de vacaciones... que imagen vamos a dar.

Desayunamos y nos vamos a la recepción donde Jerson aparece y tomamos el primer contacto con Playa Dive Center. También nos encontramos con otros buceadores que se alojan aquí, y nos vamos para el centro. Llegamos y aquello impresiona mas según te aproximas por la calle: furgonetas soltando gente, botellas que se cargan en otras furgonetas (allí, las llamaban de diversas formas, pickups, supervagons, y otras que no recuerdo, pero que es que uno solo un tiene un nombre para los coches grandes con mucho sitio para personas y/o cosas: furgonetas) entre 20 o 30 personas dando vueltas por el garaje y el espacio de calle colindante, y todo ello con un orden hábilmente disfrazado de caos.

Nosotros que íbamos con nuestro maletón, preguntamos a Jerson que hacíamos con el, y como vamos a Cozumel, pues que nos la llevemos así, que nos va a ir mejor que con las bolsas. Así que nos quedamos en un rinconcito viendo como se cargan botellas, se cargan equipos en las furgonetas, se montan personas en las furgonetas y van desapareciendo. Como el ferry que lleva a Cozumel sale a las 10AM, somos los últimos o de los últimos en salir del centro, con el coche cargado de gente y equipo. Llegamos a lo que parece un centro comercial, cerca del embarque del ferry, y Jerson nos comenta que se nos han quedado dos en el centro, que ahora les traen. Finalmente ya estamos los 11, entre los que iban a bucear y hacer bautizo, más Jerson, y hacemos el trayecto del ferry. Al llegar nos espera un triciclo donde depositamos los equipos, y nos vamos de paseo al centro "subcontratado" que nos sacara de paseo. Una vez allí, nos montamos otra vez en furgonetas y de camino al puerto, donde nos indican que nos cambiemos y subamos los equipos. Allí estaban los dos integrantes del centro local, Susano y el Capitán que se encargan de subir las botellas... ¡lanzándoselas desde el puerto a la barca! Yo aun no había entrado en contacto con las botellas de aluminio y pensé que realmente pesaban menos, dijeran lo que dijeran. Pero no, pesaban lo suyo, y lo que pasa es que eran súper mutantes o algo así.

Nos ponemos en marcha y comenzamos a montar equipos, y como a la hora de trayecto, con un mar bastante movidito debido a los últimos coletazos de la tormenta tropical que acababa de pasar durante la semana anterior, llegamos al punto de inmersión, Herradura de palancar. Jerson nos da el briefing y nos comenta que hay mucha corriente en superficie, así que nos tiramos todos juntos en dos grupos y nos encontramos abajo, que la corriente es menor. Efectivamente, hay una corriente de pelotas en superficie, y después de tirarse, al sacar la cabeza del agua el barco ya se ha alejado unos 6-8 metros. Nos juntamos abajo con Jerson y Susano, uno en cada punta del grupo y lo primero que encuentran son un grupito de langostas debajo de una piedra. ¡La primera vez que veía un crustáceo buceando! , aparte de algún ermitaño. Tomo la cámara (aquí no se puede coger la cámara, bueno si... pero queda para otros foros) y cuando voy a sacar las fotos, con intención de probar el macro, zas... batería acabada). Primera en la frente, así que se queda la cámara de lastre durante toda la inmersión.

Nos metemos por unas formaciones rocosas, y vemos una pastinaca y multitud de cirujanos, damiselas y otros cienes y cienes de peces de pequeño y medio tamaño. Una cosa que me sorprendió de la inmersión fue la increíble visibilidad. Soy generalmente muy malo para medir estas cosas, pero me podría apostar unas cuantas decobirras a que mínimo había 30 metros de visibilidad. Salimos de la formación rocosa a través de cañones, donde tanto la vida animal como vegetal era muy abundante, y nos encontramos con un tiburón nodriza que esta pasando como a 10-15 metros debajo nuestro, haciéndonos ni puto caso y yo me quedo asombrado viendo mi primer tiburón. Al poco rato me acerco peligrosamente a la reserva y me subo a superficie con Susano y otro buceador que tiene el mismo apego al regulador que yo, mientras el resto continúa un poquito la inmersión.

El mar sigue igual de revuelto en superficie, y el Capitán se acerca a recogernos. Con todo el grupo de vuelta en el barco, comentamos lo bien que ha estado la inmersión y me ponen los dientes largos por que se han encontrado con una raya, y nos dirigimos al siguiente punto de inmersión donde harán los bautizos. Aprovechamos el intervalo para cambiar la batería a la cámara y una de las chicas que iba a hacer el bautizo llevaba bastante rato revuelta con el oleaje, ya que llevaba 1 hora de trayecto, mas otra hora mas o menos durante la inmersión, mas el trayecto al nuevo punto de inmersión y no le sentaba nada bien el oleaje. Así que aunque intento hacer la inmersión, no pudo hacerlo y se volvió al barco. Jerson siguió con los otros dos y en un momento dado, uno de ellos. Dani, se quedo sin aire y tuvo que hacer un escape a superficie, lejos del barco ya que en ese momento se había apagado el motor de la barca, y estaban locos, tanto Susano como el capitán, por encontrar una cuerda para arrancarlo de nuevo. Mientras tanto, Dani se encontraba sin aire para inflar el chaleco (aparte que como era bautizo, no le habían contado como inflarlo a pulmón) y solo, porque ni la barca se podía acercar, ni Jerson estaba con el, así que a punto estuvo de soltarse el equipo e irse para la playa a nado. Afortunadamente tanto Jerson como la barca se acercaron y todo quedo en un susto.

Una vez con los bautizados a bordo, nos dirigimos al Paso de Cedrales, donde haríamos la segunda inmersión. Vuelve a decirnos Jerson lo de la corriente, y volvemos a tirarnos al agua todos a la vez.
Ahora si que llevo la cámara cargada, pero cuando hago la primera foto... el flash descargado. Esta visto que hoy no es el día de las fotos, aunque como muestra conseguí sacar algunas "decentes"


Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

En un momento dado, un pececillo me toma cariño y se queda un rato revoloteando a mí alrededor. Como a uno le han enseñado aquello de ser agradecido, pues tomo la cámara y le sigo un ratillo:



Y cerca del final de la inmersión, llegamos a otra formación rocosa con algunos tunelillos, pero como íbamos de los últimos, Susano, que cerraba el grupo nos hace señas para que le sigamos, pasando por otro conjunto de aberturas distinto al que iba el resto del grupo:



Subimos a superficie Susano, Sevenesei y yo, ya que volví a ser el primero que me quedaba sin aire, Y Sevenesei se vino con nosotros ya que andaba cansada de tanto ajetreo en el barco (todo sea dicho, yo tuve de recuerdo de las inmersiones de Cozumel un dolor de culo de los golpes que me daba al moverse el barco del oleaje que había durante todo el viaje). El Capitán nos ve, acerca el barco y subimos. Como se acentúo un poco mas el oleaje y estábamos un poco pendientes de la chica que estaba mareada, ni el Capitán ni Susano vieron la boya de Jerson cuando el resto del grupo subió a superficie, así que estuvieron un buen rato hasta que empezaron a quitarse las aletas para hacernos señas, momento en que ya les vieron y les recogieron.

Con todos abordo, emprendimos el regreso a tierra firme. A medio camino, se vuelve a apagar el motor y comienza de nuevo lo que creíamos que era la búsqueda de la cuerda para arrancar, pero cuando agarra la radio y empieza a hablar con un barco que andaba cerca diciendo que nos habíamos quedado sin gasolina y que si nos podía remolcar, comenzaron las cabalas a ver si llegábamos al ferry antes de las 7, hora en que salía el ultimo ferry del día para Playa. Eran como las 16:30 (algunos pensábamos que eran las 17:30, que habíamos cambiado mal la hora, con lo que estábamos bastante más acongojados) y momentos antes de quedarnos sin gasolina, Jerson había comentado que nos faltaban 40 minutos aun para llegar a puerto. Siendo ahora remolcados, supusimos que ese tiempo se doblaba (al menos) así que llegábamos a puerto como a las 6, con margen suficiente para llegar al ferry. Sin embargo, al poco del trayecto, el mar se puso peor y avanzábamos menos. Hubo que echar otro cabo al barco que nos llevaba porque vieron que con uno solo coleaba mucho nuestra barca y comenzaron a hablar por móvil con los restantes integrantes del centro de buceo para que nos recogieran en un pantalán que había a medio camino del puerto.

La maniobra para atracar fue (desde el punto de vista de un profano en navegación) difícil y peligrosa. El barco que nos remolcaba tuvo que llegar hasta el límite del pantalán para que al girar, la nuestra pudiera llegar con ese impulso a distancia de lanzar un cabo a las 5 personas que nos esperaban en el pantalán. El mar nos sacaba para afuera y por mucho que lo intento, no consiguió arrancar el motor para ese impulso final que nos acercaría al pantalán en caso de no fuera suficiente la maniobra del barco que nos remolcaba. Momentos de tensión, con la gente del otro barco amenazando con cortar los cabos si no nos soltábamos nosotros, que se pasaron cuando finalmente consiguieron agarrar el cabo y amarrarnos al pantalán.

A todo esto, eran las 17:30 y no habíamos probado un bocado desde que salimos del hotel a las 8AM.

Fuimos descargando equipos y botellas y subiendo a las 4 furgonetas que habían ido a recogernos, para salir luego hacia el punto de embarque del ferry, haciendo antes una paradita para comer-merendar-cenar, que aun llegamos con tiempo antes de la salida del último ferry. Realizamos la travesía y Jerson se encargo de llevar los equipos al centro y endulzarlos, lo cual agradecimos muchísimo y nos despedimos hasta mañana a las 7:50 AM, momento en que veríamos donde íbamos a ir.

Llegamos al hotel a eso de las 21:00, muertos de cansancio, cenamos un poquito y nos tomamos algo en el bar del hotel, viendo las fotos del día... lo que se convertiría en una costumbre durante los días siguientes. Valoramos la aventura y decidimos no volver a Cozumel en los siguientes días, y evitar todo lo posible los trayectos en barca... dedicándonos a cenotes, que el agua se movía menos


Día III

Amanecimos el día siguiente con la triste noticia de que uno de los buceadores del día anterior, con el que compartimos vuelo a la ida, había recibido la noticia de que un familiar había fallecido, y tuvo que volverse para España. Desde aquí, mis sinceras condolencias.

Volvió Jerson a buscarnos al hotel, y cuando llegamos al centro, hablamos con Vicente para ver cual era el plan que tenía previsto para nosotros. Nos había colocado en la pizarra de los planes, que íbamos a hacer inmersiones en la playa, pero le pedimos por favor que nos colocara en cenotes, que ya tuvimos barco de sobra, así que iríamos a Dos Ojos. Mirando la pizarra, vi que había inmersión preparada por la tarde a los toros, y con un poco de reticencia, Sevenesei acepto que nos colocaran para aquella inmersión. Como había que estar de vuelta antes de las 14:00, para poder salir a los toros a eso de las 15:00, Pepe nos recluto para que fuéramos con el, e hiciéramos las dos inmersiones en Dos Ojos rápidamente, para poder volver con el al centro, e irnos a los toros.

Así que cargamos equipos y nos ponemos en marcha para ir haciendo hueco, que ese día íbamos del centro como 30 buceadores por lo menos. Como la furgoneta de Pepe es abierta (creo que eso es una pick-up, pero vaya uste a sabé) me pase todo el camino mirando de reojo las bolsas por si alguna le daba por despegar y huir a la libertad de la carretera. Hubo una en concreto que iba poco o poco aproximándose al borde, como preparando la fuga disimuladamente, hasta que Pepe paro en el arcen y la devolvió a su lugar en la zona de carga. Paramos en casa de Pepe que tenia que recoger noseque, y continuamos a Dos Ojos.

Llegamos al cenote, y nos estaban esperando todos los mosquitos. Había un gracioso cartel en la entrada al cenote que rezaba "Prohibido matar mosquitos". Al primer bocao te lo piensas, en el quinto ya empiezas a ponerlo en duda y al décimo decides que le den al carteletito. Toda esta línea deductiva ocurrió en menos de 15 segundos. Como las botellas vienen en otra furgoneta, empezamos a sacar las cosas y poniéndonos los trajes, para cuando lleguen, calzar la botella al jacket y bajar rapidito.

Una vez ya en el agua, Pepe nos hace el chequeo de flotabilidad y nos ajusta los plomos a cada uno y comenzamos la inmersión. El día estaba aun un poco nublado, y por tanto la luz que entraba por las aberturas era bastante escasa, no llegando a producirse el juego de luces que normalmente se aprecia en las fotos. Aun así, la experiencia fue asombrosa, la perfecta visibilidad, las formas de las estalactitas y estalagmitas y el recorrido por las cavernas fue realmente sobrecogedor. Fue una pena que no consiguiéramos ajustar ni la cámara ni el flash (meses más tarde descubrí que el flash de la cámara disparaba el flash del brazo en el pre-flash, así no había forma) estaba puesto a las condiciones que teníamos, y salieron sino todas, la mayoría oscuras o directamente negras. Algunas de las que después de mucho filtro del potochop he conseguido que se viera algo son las siguientes, en las que se ven a los dos ojos vigilándonos:

Imagen

El cocodrilo de dos ojos:
Imagen

Y otra en las que se aprecia un poco de los contraluces:

Imagen

Como vamos con el tiempo justito, cambiamos rápidamente las botellas y al agua otra vez, a hacer el segundo recorrido que fue igualmente espectacular. Es una sensación de estar en otro mundo, en otra realidad, es muy difícil de explicar... la habitual sensación de ingravidez que se acentúa al estar el agua tan cristalina, y las luces entrando por las lagunillas, a lo que se suma que en esos momentos debería haber otros 30 o 40 buzos en el cenote, por lo que había destellos de linternas por muchos sitios, lo que todo en general aumentaba la sensación fantasmal de esta realidad. Sevenesei comentaba que entendía perfectamente porque los mayas pensaban que era la puerta al inframundo, con lo que estoy plenamente de acuerdo.

Salimos del cenote muy contentos con la inmersión y con un poquito de tiempo para recoger el equipo y comentar la jugada, pusimos rumbo al centro para prepararnos para los toros, con la amable despedida de los mosquitos, eso si.

El camino de vuelta fue hilarante, Pepe desatao contando anécdotas de cuando llego a Playa del Carmen, en especial la "fabula" del globero y las pop-corn. Yo llegue al centro con dolor de mandíbulas y abdominales de las risas en la furgoneta. Como andábamos un poco justos de tiempo, comimos un sándwich rápido en un oxxo de esos y ale al lío de los tiburones. Pepe nos fue dando el briefing de que y que no había que hacer varias veces, para que nos quedara claro: Bajar rápido al fondo, mantenerse juntos y no levantar la arena. 3 sencillas premisas que se grabaron a fuego en mi cabeza. Luego nos comento que si los veíamos, y depende de como se encontraran, si tranquilos o inquietos, nos iría marcando a cada uno para ir detrás de ellos un rato, marcándonos la vuelta con golpes en la botella. También nos explico que se quedaría cerca de nosotros, y por si pasaba algo, llevaba la botella lista para soltarla y ponerla entre algún tiburón curioso y el grupo, a lo que denominamos PADI Batlle Bottle.
Listos pues para la inmersión, el Chatarras nos deja en el punto y nos vamos para abajo. Después del Ok de superficie, deshinchamos jackets y empezamos a bajar, con la mala suerte que en la subida a la barca, salto la plaquita del flash y se quedo suelto el cable de sincronización, apareciendo en las primeras fotos, hasta que le conseguí amarrar al brazo del flash.
Aun marcaba el minuto 1 en el ordenador cuando llegamos al fondo, pero durante el descenso ya divisamos a los tiburones:

Imagen

Imagen

Pepe nos hace señas de que ese es el sitio, y nos clavamos de rodillas en el fondo, viendo como las rémoras se acercaban a menos de medio metro a ver que andábamos haciendo allí. Mientras, los tiburones toro, un grupo de entre 4 y 6, daban vueltas a nuestro alrededor, a una distancia entre 6 y 8 metros.
Un par de videos para ilustrar el momento.





Sevenesei había dicho en la barca que ella pasaba de lo de perseguir al tiburón, así que lógicamente, ella fue la primera que se fue de la mano con Pepe a perseguir un tiburón... lo que podríamos denominar como "toma tres tazas". Después nos empezó a marcar a los demás cuando debíamos salir y detrás de que tiburón, uno por uno, mientras permanecíamos juntos y en el fondo los demás. Me toco a mí el turno y me pongo en marcha, con la mala fortuna que con los nervios di dos veces al botón de empezar a grabar. Afortunadamente me di cuenta a mitad de la persecución de que la cámara estaba apagada, volviéndola a encender.



Como se ve al final del video, me fui demasiado lejos ya que al darme la vuelta no veía el grupo y el tiburón estaba empezando a darse la vuelta, así que volví al grupo... todo lo “tranquilo” que pude.

Terminamos de salir detrás de los tiburones cada uno, y nos quedamos unos minutos más disfrutando del espectáculo, y Pepe nos ilustro como mantiene a raya a los tiburones, para luego apartarnos del lugar por el fondo unos metros para empezar el ascenso. En ese camino vimos un par de rayas en la distancia, enormes, pero como estábamos subiendo y no había que apartarse del grupo, pues saque un video en la distancia que no se vio nada. Después la parada de seguridad de 3 minutos, que se me hicieron eternos y vuelta a la barca y al centro, comentando la inmersión durante todo el trayecto.

Volvimos al hotel a cenar, y visionamos lo que habíamos obtenido con la cámara en las tres inmersiones, junto con unos margaritas y a la cama que estábamos rotos.


Día IV

Llegamos al centro y nos informan que hoy toca Chac-mool, con Jerson. Rutina habitual de montar equipos y botellas, y salimos para allá. El día estaba completamente despejado, lo que presagiaba buenas inmersiones en cenotes.

Comenzamos la inmersión y efectivamente, lo despejado que este el día afecta y mucho a la sensación que obtienes en el cenote. Es cierto que hay cenotes que son más de cavernas, otros que son más de aberturas por donde entra la luz y se aprecian mejor los contraluces, pero en general un día despejado con sol beneficia la calidad de las inmersiones.

Para esta inmersión ya habíamos trasteado un poco más con la cámara y aunque no teníamos el flash, nos apañamos con lo que traía la cámara, aunque lo cierto es que en los cenotes es mejor no usar flash:

Imagen

Esta es del paparacci que te iba haciendo fotos y videos según ibas por el cenote, para ofrecerte a la salida el reportaje:

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen



En la segunda inmersión del Chac-mool, justo antes de salir, vemos que Jerson se acerca al techo y empieza a trastear con sus aletas. Pensando ¿que leches hace este? nos acercamos y nos quedamos a cuadros cuando el mu mamon empieza a andar por el techo en dirección a superficie:

Imagen

Terminamos las inmersiones más contentos que el día anterior, y mas cansados también, así que aprovechando que llegábamos al hotel pronto, comimos algo y nos pasamos la tarde entre margaritas y tequilas sonrisas, aparte ver las fotos del día en la cámara.


Día V

En el centro nos habían colocado para ir de inmersión al mar, y aunque aun teníamos presente la paliza de Cozumel, decidimos darle una segunda oportunidad a hacer 2 inmersiones seguidas en barca. Montados los equipos nos subimos a la barca del Chatarras, y con Jerson y Rosi nos dirigimos a Pared Verde. Como en ese punto la corriente es bastante fuerte, Jerson nos dice que hacemos caribeña y nos vamos para abajo. Va a ser la primera vez que hacemos caribeña, así que encantados.
A estas alturas, de la cámara llevábamos nada más que la carcasa, la cámara, y una lente de +10, ya que el flash tuvimos que descartarlos cuando salto la pletina en la inmersión de los tiburones. Bueno pues la lente de +10 la perdimos en esa inmersión. Ya teníamos serias dudas de que volviéramos con algo del equipo fotográfico.

Bajamos juntos, ya que la corriente es importante y tenemos que pedalear un poco para alcanzar el cortado. Una vez allí, la corriente ya te llevaba y no había que hacer mucho más que contemplar el panorama. La verdad es que salí un poco decepcionado ya que no había mucha vida, pero la inmersión en si fue agradable:

Un cangrejo dentro de una concha enorme
Imagen

La concha enorme
Imagen

La parte superior del cortado
Imagen

Subimos a la barca y cambiamos las botellas, preparándonos para la siguiente, cuando Pau, Rosi y los demás empiezan a decir que si en vez de otra de arrecife, porque no vamos a ver si hay suerte y vemos tiburones. Resulta que después de que fuéramos nosotros con Pepe, ellos fueron al día siguiente y no vieron ninguno. Se habían apuntado a la inmersión de ese día a las 15:00 con Pepe otra vez a ver tiburones, pero parece que querían probar otra vez mas. A Jerson le parecía bien, y a mí la verdad es que me apetecía mas ver pececitos o tortugas, mientras que a Sevenesei no le hacía mucha gracia la idea. Finalmente, fuimos convencidos y nos dirigimos al punto de inmersión de los tiburones.
Afortunadamente, el mar estaba mucho más calmado que el día de Cozumel, y aunque había un pelín más de oleaje que el día que bajamos nosotros con Pepe, estaba lo suficientemente tranquilo. Estuvimos como media hora o mas esperando a que otras barcas con buzos terminaran de recoger y se marcharan, y también a que el Chatarras encontrara el punto (sin gps, ni boyas ni nada, de memoria). No deja de sorprenderme que el punto de inmersión para los tiburones toro se encuentre a menos de 100 metros (con la habitual desviación contando lo malo que soy para las distancias) de la playa.

Finalmente deciden que ya es hora y nos preparamos para ir al agua. Tengo que aclarar antes, que el porqué de que las inmersiones de tiburones fueran por la tarde, era por sus hábitos. Por lo visto de mañana están dormidos o inactivos, y es sobre las 15:00 cuando empiezan a dar vueltas en pos de comida. Nosotros íbamos a bajar a eso de las 12:30-13:00 por lo que no había muchas esperanzas de verlos, pero Jerson comentaba que alguna vez sí que se habían visto a esas horas.

Caemos al agua y nos vamos para el fondo y empezamos a ir detrás de Jerson buscando los tiburones. Jerson se ha bajado una botellita de agua vacía, y la va haciendo “crujir” a modo de reclamo, lo cual parece que funciona porque a los pocos minutos aparecen los tiburones

Imagen

Llegamos al fondo y nos empiezan a rondar los tiburones, un poquito más cerca que el otro día. De hecho, nos percatamos que es el mismo grupo de tiburones, porque uno de ellos lleva un anzuelo en la boca a modo de “pirsin”.

Imagen

Alguno de ellos incluso se acerca un poco más de lo que habíamos experimentado el día anterior, y con los nervios solo somos capaces de hacerle la foto según se marcha, después de la inspección tiburoncil:

Imagen

Como venía siendo habitual, yo marco el final de la inmersión cuando me queda cerca del ¼ de botella, y emprendemos el regreso a superficie, dejando a los tiburones inspeccionando el lugar que abandonábamos:



Subimos sin más incidencias a la barca, y Jerson y el resto súper emocionados primero por haber visto los tiburones, y segundo por haberlos tenido tan cerca.

Desembarcamos y recogimos los trastos, y como la playa estaba cerca del centro, fuimos dando un paseíto para comentar la inmersión. Llegamos al centro y remojamos los equipos, ya que cancelamos la salida de las 15:00 a la que estábamos apuntados, ya que acabábamos de hacerla.

Volvimos para el hotel y por primera vez, comimos allí, ya que el resto de días o terminábamos tarde, o tan cansados y hambrientos que comíamos cerca del centro. Nos echamos una siesta y por la tarde, fuimos a hacer turismo como el resto de alemanes e ingleses que había en el hotel: apalancándose en una mesa de la terraza del hotel y castigándose duro el hígado. De allí nos levantamos para ir a cenar, y cuando volvimos, había preparado una actuación de rituales mayas:

Imagen

Imagen

Así que estuvimos un rato viendo el espectáculo y nos fuimos a dormir, que al día siguiente tocaba madrugar de nuevo.


Día VI

Un pelín aquejados por la falta de sueño (y otras cosas) fuimos a desayunar y a la recepción del hotel para volver a hacer cenotes. Nos vino a recoger Juanma y una vez pasados por la centrifugadora de equipos, botellas y buzos que era el centro, tomamos la carretera para dirigirnos al cenote Ponderosa.

El día era el más despejado que habíamos tenido y por eso había muchas ganas de cenotear. Así que llegamos al cenote, y tras la cálida recepción por parte de la fauna insectil del lugar nos metemos al agua. Contrariamente al resto de los cenotes que habíamos visto, este no era una lagunita entre rocas, sino que era un lago bastante grande y abierto en superficie

Imagen

Iniciamos la inmersión, nos adentramos en las cavernas y al darnos la vuelta vemos los primeros contraluces que el día tan despejado nos ofrece

Imagen

Continuamos por la caverna, y llegamos a otra abertura que debe de estar en medio de la selva, por la cantidad de arboles que se ven a través del agua

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Pasamos la mayor parte de la inmersión deleitándonos entre luces y sombras y cuando volvemos a donde habíamos entrado, damos una vueltecita por el fondo del lago antes de emerger a la superficie.

Recogemos los trastos, y vamos a otro cenote que había cerca, pero nosotros ya no podíamos más, y decidimos quedarnos en la superficie mientras que Juanma lleva a los otros dos buzos por el nuevo cenote.

Volvimos para el centro y como habíamos descansado del segundo cenote, decidimos volver al Lupita a patita por la 5ª avenida, para hacer las compras pertinentes y ver un poquito más de Playa del Carmen. Falsamente confiados en nuestras fuerzas, terminamos tomando un taxi para volver al hotel después de una hora larga caminando.


Día VII

Nos levantamos prontito para comenzar nuestro último día de buceo, y nos sorprende ver a Pepe que ha ido al hotel a recogernos. La verdad es que había ido a recoger el equipo de uno grupo grande de fotochups catalanes en su furgoneta que acababan de llegar al Lupita, y así ir más tranquilos en la furgoneta de Jerson.

Llegamos al centro y comentamos con Vicente la posibilidad de hacer el Angelita, ya que los cuatro que íbamos teníamos ganas de hacerlo y después de comentarlo con Juanma, pues para allí que nos vamos. Vicente también va con los fotochups, y durante el camino vamos haciendo carreras a ver quien llega segundo, ya que el primero tenía que parar a mitad del camino para recoger las llaves del lugar.

Encontramos a la segunda el Angelita, y vamos primero a hacer una visual del cenote, con caminito por la selva incluido:

Imagen

Imagen

Volvemos, y nos comenzamos a equipar, y cuando veo que Vicente se pone con el seco, y yo voy con el shorty, me acerco y le digo que esto lo tenía que inmortalizar:

Imagen

Por fin nos vamos a meter al agua, y en vez de bajar por el lateral, nos tiramos desde el borde más elevado:

Imagen

Imagen

Ya en el agua, Juanma nos comenta lo de las cámaras, que suelen petar las carcasas a partir de la nube, con lo que si queremos dejarlas fuera colgaditas en una rama, pues mejor. Como nuestra cámara es resistente a las inundaciones, al menos un poquito, decido que mejor me la bajo a ver si consigo unas fotos por debajo de la nube.

Empezamos a bajar, y la verdad es que la sensación es fantasmagórica. A mí la sensación mas similar que se me ocurría es estar en un cementerio, por la noche, y con niebla. Nunca he estado tampoco en una situación así, pero es lo que más se asemejaría, digo yo. Empezamos a ver las ramas saliendo de la nube y como se nos ha debido poner una nube encima, las fotos están saliendo fatal, así que paso al video y grabo las pasadas que hacemos por encima de la nube





Ya dispuestos a atravesar la nube, Juanma nos hace la seña que puede salvarte la vida en una situación así:



Y ya sin más, atravesamos la nube



No creo que nada se pueda comparar a la sensación de ir atravesando la capa de acido, mientras que el hedor va llegando poco a poco a la nariz y no ves absolutamente nada. Sobre todo, si encima te quedas atrapado entre el agua dulce y salada porque flotas en la salada y pese a que quitas todo el aire, no consigues bajar. Al final, después de lo que a mí me pareció una eternidad, y que seguramente no paso de 2 minutos, consigo atravesar la niebla a paletadas y sigo sin ver absolutamente nada, excepto el haz de mi linterna… que empieza a fallar y se apaga. Genial, los otros se han debido adelantar mientras que yo estaba atrapado en la nube y empiezo a tener la sensación esa por el rabillo del ojo del monstruo que acecha en la oscuridad. Yupi, encima narcosis.

Por fin veo el haz de la linterna de alguno de los compañeros y para allá que me lanzo, y al recuperar la compañía, consigo calmarme un poco y olvidarme del monstruo que acecha en el Angelita. A todo esto, aviso a Juanma de que estoy a punto de la reserva y nos preparamos para atravesar de nuevo la nube, donde me coloca el “biberón” que ya llevábamos preparado, eso si, en medio de la niebla:

Imagen

Empezamos a ascender despacito, ya que todos teníamos deco y Sevenesei, que también había sido afectada por el espíritu del Angelita, ya que siempre esta súper pendiente del aire y esta vez se le había pasado hasta casi estar en reserva. Así que se pega a Juanma y hacemos la subida. Como luego nos conto Juanma, si hubiéramos ido un poco mejor de aire, hubiéramos pasado la deco viendo las cuevecitas que hay a 15 y 5 metros, pero como no andábamos muy allá, y teníamos entre 7 y 12 minutos de deco, la hicimos tranquilitos alrededor de la rama que hay a los 3 metros. Sacamos unas fotos de la selva que nos esperaba fuera

Imagen


Salimos encantados de la inmersión y fuimos a dejar los equipos a la furgoneta, cuando vimos que había entrado agua en la carcasa. Temiéndonos lo peor, la sacamos con cuidado e hicimos chequeo de daños, resultando que estaba en perfecto estado. Una suerte lo de llevar una cámara sumergible ella solita sin carcasa. Eso sí, con la humedad que no consiguió absorber el sobrecito de silica, se empaño totalmente la carcasa, resultando que apenas pudimos hacer fotos en la siguiente inmersión: Gran Cenote.

Según nos dice Juanma, va a ser un buceo tranquilito, de 10-11 metros de profundidad máxima, lo cual se agradece. La verdad es que la inmersión fue espectacular, pero la sensación con la que terminamos no fue la que debiera, ya que teníamos todos muy presente aun el Angelita, y claro contra eso es difícil competir. Aun así, nuestro último buceo en Playa del Carmen estuvo más que bien como guinda al pastel de inmersiones que nos llevábamos de Méjico. Unas pocas fotos que se han salvado de la condensación de la carcasa:

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Así terminamos el día de buceo, y nos dirigimos con Juanma al centro, para recoger los equipos y hacer cuentas. Nos despedimos de todos, Juanma, Pepe, Vicente, Jerson y Rosi, amenazándoles con volver y Jerson nos acerco a comer a un sitio de fajitas y tacos, convenientemente mojadas con cervecitas.

Tomamos un taxi para el Lupita y fuimos al hotel a dejar los equipos secándose, que temíamos el exceso de peso por agua de los equipajes. Nos marchamos a dar una última vueltecita por la 5ª Avenida para terminar las compritas.

Por las tardes, en nuestras sesiones de decomargaritas y decotequilas sonrisas, habíamos coincidido con otra pareja que no buceaba y que hacia excursiones “de tierra” todos los días, así que cuando nos juntábamos en el hotel, nos contábamos las experiencias unos a otros y nos enseñábamos las fotos. Ellos no iban con las excursiones programadas del hotel, sino que habían contratado un taxi desde Madrid, y les salían mucho más baratas que contratándolas en el hotel. Como ellos iban a descansar el último día, amablemente nos lo cedieron, y quedamos con él para la mañana siguiente, a las 8 de la mañana. Ni en el último día nos librábamos de madrugar.


DIA VIII

Nos levantamos un poco antes para recoger todas las maletas, ya que no volvíamos al hotel, ya que Memo (que era como se llamaba el taxista) nos llevaría al aeropuerto directamente cuando termináramos las visitas de tierra. Había dos opciones, y era o bien ir a Chichen Itza únicamente, o bien visitar primero las ruinas de Tulum y luego ir a Coba.

Como imaginábamos que en Chichen itza iba a estar más petado de gente, pues nos decidimos ir a Tulum y a Coba y así salirnos un poco del abarrotamiento personil. Después de dejar las llaves y una buena propina debajo de la almohada al personal de la limpieza por encontrarnos cada día con un animalito distinto hecho con toallas (de hecho, los íbamos almacenando en el aparador, y como debió hacerles gracia, pues al final acabamos con el aparador lleno de animalitos) nos pusimos rumbo a Tulum de mano de Memo.

Imagen

Como llegamos pronto, apenas había gente así que Memo nos acerco hasta donde podía meterse con el taxi y quedamos con él para vernos en un par de horas, que es lo que se tarda de media en recorrer las ruinas. Se quedo con las maletas y todos los trastos, y nos dispusimos a patear ruinas.

Nos gustaron bastante y salimos contentos de haber ido, un pelín exhaustos de la pateada, nos dirigimos a donde habíamos quedado con Memo, y nos tomamos unas cervecitas con él. Después pusimos rumbo a Coba donde las ruinas no están en un recinto aislado, sino que están en medio de la selva, y las ruinas bastante apartadas unas de otras. Así que alquilamos un tuc-tuc o triciclo con conductor y nos dejamos llevar de ruina en ruina. La nota hilarante la encontramos en una de las ruinas, cuando estamos viendo creo que el observatorio, de repente escuchamos por el camino que vienen varios triciclos y están cantando canciones del Rocío.

Seguimos nuestro paseíto por las ruinas y llegamos a la pirámide, a la cual subimos y disfrutamos de lo sobrecogedor que es el paisaje desde su cima. Todo un mar verde salpicado de vez en cuando por alguna que otra ruina:

Imagen

Bajamos de la pirámide, y con el tiempo un poco justo, volvimos con Memo y nos llevo de vuelta a la civilización, concretamente a comer a un sitio que conocía de camino al aeropuerto. Yo creo que fue la mejor comida que tomamos allí, unas fajitas y tacos, acompañados de nachos y guacamole. Así pues, hicimos nuestro último viaje al aeropuerto, donde nos despedimos de Memo y comenzamos el duro retorno a Madrid
Última edición por Athe el 25/Nov/2010, 10:37, editado 2 veces en total.

pepeesteban
Dive Monster Weber
Dive Monster Weber
Mensajes: 2131
Registrado: 19/Ago/2003, 23:00
Ubicación: Playa del Carmen, Mexico
Contactar:

#2 Mensaje por pepeesteban »

Hola Athe.
Espero que estes bien.
Menuda cronica te curraste.
Te mando un fuerte abrazo y espero verles pronto.
:ch)
Bucear entre nosotros es estar en casa, protejamos el medio ambiente

Imagen

Athe
Reketeadvanced Weber Diver
Reketeadvanced Weber Diver
Mensajes: 637
Registrado: 28/Sep/2009, 16:37
Ubicación: Cabo de Palos - Murcia

#3 Mensaje por Athe »

Costó, pero por fin la pude terminar :D

Confio en que nos hayas dejado bien enseñados a tiburones y delfines en el Rojo, que vamos nosotros para alla en breve :mrgreen: :mrgreen:

Y si no nos acercamos por allí a verte, pues te preparo otra cena como la de este año cuando me digas que vienes para acá :ch) :ch) :ch)

ITXARO
Open Weber Diver 1*
Open Weber Diver 1*
Mensajes: 35
Registrado: 24/Ago/2010, 11:55
Ubicación: Navarra

#4 Mensaje por ITXARO »

Qué guay! me ha traído muy buenos recuerdos leer tu tochi-cronica! jaja
Como digo siempre, Playa es el primer lugar en el que he estado al que volvería sin ninguna duda, aunque me quede mucho mundo por explorar! es perfecto
Ante la adversidad, sonrie

Avatar de Usuario
Izen
Dive Monster Weber
Dive Monster Weber
Mensajes: 5085
Registrado: 09/Sep/2007, 18:55
Ubicación: Gravedad 0
Contactar:

#5 Mensaje por Izen »

Buena crónica si señor ... con PDC la diversión está asegurada, que ganas de volver ... :wink:
LIBRO en PAPEL de Izen Kai: BUCEAR con TIBURONES. Cómo AMARLOS sin ARREPENTIRSE en el intento. https://izenkai.wordpress.com/2021/08/3 ... l-intento/
Blog: Crónicas Buceo/Tierra:https://izenkai.wordpress.com/
Última Crónica: Yonaguni (Japón): El desconcertante poder de la conjuración
https://i.imgur.com/bqAok1p.png

Responder

Volver a “Crónicas de buceo o de quedadas”